Defectos de la placenta que podrían vincularse con el autismo

Defectos de la placenta que podrían vincularse con el autismo

Escrito por: Leticia   @leticiadelpino    27 abril 2013    2 minutos

Una investigación relaciona los defectos de la placenta con el riesgo de sufrir autismo. Se considera que realizar un tratamiento temprano es la clave que permitiría mejorar el estado de los pacientes.

En muchas oportunidades el trastorno autista no se llega a diagnosticar hasta que el pequeño alcanza los tres años de edad, a pesar de eso se sabe que los tratamientos más eficaces son los que los niños pueden tener cuando tienen un año. Por eso es fundamental que se creen mecanismos por los cuales se pueda detectar de manera precoz.

Un grupo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale señalan que un análisis que se realiza de la placenta cuando nace puedan llegar de determinar el riesgo de desarrollar autismo.

La investigación se ha enfocado en dos puntos específicos: la existencia de pliegues irregulares y una proliferación irregular de un tipo de células llamadas trofoblastos que se encuentran en zonas donde no deberían estar.

Estas células son las que se diferencian cuando se fecunda el óvulo y que forman la capa externa del blastocisto.

Hasta ahora para determinar el autismo se miraba la historia familiar y se consideraba que si una familia tiene un hijo con ese problema las probabilidades de tener otro hijo en las mismas condiciones se llega a multiplicar por nueve con respecto a los padres que no presentan ese tipo de antecedentes.

El autismo es un trastorno del que cada día se conoce y se hablaba más. Desde el año 2002 en países como Estados Unidos se estima que los casos llegaron a aumentar en un 78 por ciento.

El grupo de trabajo que llevó a cabo estas investigaciones se encontraba liderado por Harvey Kliman. Para su realización se analizaron 117 placentas de bebés afectados y con un alto riesgo de desarrollar el autismo. se compararon los resultados con otras placentas que sirvieron de grupo de control.

Se considera que los resultados son muy interesantes y por el momento parecen contundentes, aunque los trabajos de investigación continuarán. “Generalmente, si la familia ya tiene un niño afectado se practica un seguimiento estrecho al recién nacido para poder reaccionar ante los menores signos de alarma”, a partir de los ocho meses los profesionales ya se encuentran en condiciones de detectar los primeros síntomas. En el caso que estos síntomas sean confirmados se comienza con una intervención temprana en la que, generalmente, se realiza un tratamiento conductual.

Con la aparición de métodos de diagnóstico temprano ayudaría a reducir los tiempos de respuesta en el comienzo de los tratamientos.

Vía | Sociedad El País
Foto | Flickr – Ministerio de la mujer

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