Vuelta a la rutina: ¿Preparados para ir a la guardería?
Ya están dando los últimos coletazos del mes de agosto y, con él, los meses de vacaciones por excelencia. Aunque todavía son muchos los trabajadores, que debido a sus distintos turnos, disfrutarán del descanso a lo largo del mes de septiembre, los que tenemos niños siempre procuramos haciéndolas coincidir con las escolares, especialmente para aquellos que ya tienen que cumplir el horario estricto del colegio.
Los bebés, afortunadamente, no tienen que ajustarse al encorsetamiento del calendario, el problema es cuando los papás trabajan y tienen que dejarlo al cuidado de otras personas. Llevarle a la guardería puede ser una estupenda opción que los progenitores deberán tomar con cautela y buena cabeza, no todos son partidarios de que los niños se desprendan tan pronto de los cuidados familiares, aunque desgraciadamente no siempre podemos elegir.
Los pediatras aconsejan que sea a partir de los dos años
Aunque no existe una opinión unánime, y la decisión siempre es de los padres, los pediatras aconsejan que sea a partir de los dos años cuando el bebé empiece a tomar contacto con la guardería. El hecho de que sea esa edad, y no antes, es que por culpa de su sistema inmunológico que ya está preparado para enfrentarse al mundo exterior y, sobre todo, al contacto con otros bebés.
La guardería, un mundo de experiencias
A partir de que el niño entra en contacto con otros peques de su edad, se abre todo un mundo de nuevas experiencias para su crecimiento y desarrollo. De pronto, su mundo social se amplía, aprendiendo a relacionarse, seguir ciertas pautas, así como a empezar a entender conceptos tan abstractos, aunque necesarios, de la generosidad, la paciencia o el respeto.
Además ya empezarán a tomar contacto con el mundo de los libros, las primeras letras, el nombre de los colores o los números. Comprobando que se pueden aprender muchas cosas mientras se juega y se comparte con el resto de amigos.
Imprescindible el tiempo de adaptación
Los niños no van a entender que, de un día para otro, pasen de los brazos de mamá a los de una extraña y que, además, tengan que aceptarlo con el mejor de los humores. Así que vamos a ir, al principio, llevándole durante un tiempo limitado (cada guardería tiene sus normas y te irán indicando el mejor modo).
Es importante que tengas una relación fluida con la cuidadora para que te explique sus reacciones, el modo en el que se comporta cuando no estás o las rutinas que lleva a lo largo del día para que, de algún modo, puedas seguirlas en casa, haciendo que su aprendizaje sea más intenso.
Nuestra seguridad es la seguridad de ellos
Es habitual que durante los primeros días el niño esté nervioso, angustiado y la separación le esté costando ríos de lágrimas. Este periodo pasará pronto en cuanto descubra un universo de juegos e interacción con otros niños. Sin embargo nuestra actitud es primordial. Si nosotros estamos nerviosos cuando le dejamos en la guardería, si nos ve casi a punto de llorar o percibe nuestros temores, seguro que para él va a ser mucho más difícil. Nuestras emociones son las que determinarán su mejor o peor aceptación de la nueva situación.
Fotos | Zerutxiki y Etapa infantil
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