Vivir una etapa en el extranjero: 5 beneficios para padres e hijos
Si afrontar una mudanza para vivir en un destino próximo ya es un proceso complejo, tomar la decisión de emprender un nuevo capítulo dentro del proyecto de vida familiar en otro lugar, es un desafío más significativo todavía. Sin embargo, es una circunstancia que actualmente puede estar motivada por razones profesionales. Imagina que recibes una oferta laboral muy importante en un destino extranjero. Y, en ese caso, la oportunidad profesional que ese puesto de empleo te ofrece, también plantea otros factores que conviene analizar con detenimiento.
Porque cuando un cambio de este tipo se afronta en familia, todos pueden sentirse como un equipo. Pero también conviene analizar qué representa ese punto de inflexión para cada uno. Pues bien, cuando la estancia en el destino se percibe como una oportunidad que va más allá del plano profesional, puesto que el entorno también ofrece el acceso a una educación de calidad, es posible contemplar varias ventajas ante el reto de disfrutar de una etapa en el extranjero.
1. Aprendizaje cultural
En ocasiones, la estancia en el destino ofrece la oportunidad de aprender o mejorar el nivel adquirido en un idioma. Pero más allá de la lengua, el aprendizaje se extiende al plano cultural desde una perspectiva integral: literatura, arte, costumbres, historia, humanidades…
2. Unión con otras familias
La añoranza de los seres queridos suele estar presente durante la etapa vivida en otro país. Aunque existen diferentes vías de contacto, no es posible planificar actividades presenciales, compartir momentos en casa o disfrutar de un abrazo. Pues bien, el sentido de familia es muy amplio.
Y la palabra amistad se alinea con este concepto, especialmente, en este contexto. En ocasiones, se produce una gran unión entre familias con niños que se encuentran en circunstancias similares. Es decir, se ayudan y se apoyan en diferentes tareas.
3. Unión familiar
Evidentemente, el viaje en sí mismo no fortalece el proyecto familiar. Pero cuando la iniciativa se asume en equipo, y se afronta de forma consciente, sí suele generar ese impacto en padres e hijos. Sencillamente, porque cada uno es un pilar para los demás durante el proceso de adaptación al cambio.
4. Conexión con el presente
Vivir una etapa en un país extranjero es una experiencia temporal. Así sucede cuando, en algún momento, la familia decide regresar nuevamente a un lugar que le permite estar más cerca de sus seres queridos. Mientras tanto, ese periodo está marcado por el aprendizaje y el descubrimiento. Y, también, por la posibilidad de recibir a abuelos, tíos, primos o amigos en el nuevo hogar.
5. Educación emocional
Las emociones y sentimientos adquieren un protagonismo importante durante el proceso de la mudanza y, también, durante la estancia. Por ejemplo, más allá de la calidad de vida que la familia disfruta en el destino, también convive con la añoranza causada por la distancia no solo con otras personas, sino también con lugares de referencia.
Las ventajas de vivir una etapa en familia en un país extranjero se contextualizan en el caso concreto de una decisión que se percibe como positiva desde el principio. Es decir, cuando las condiciones que ofrece el nuevo lugar facilitan el acceso a una buena calidad de vida.
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