Vivir cerca de una granja previene el asma infantil
El asma es uno de los más graves problemas a los que se enfrentan los niños durante sus primeros años de infancia. Aunque no existe una evidencia científica determinante, y pueden ser muchos los factores que la desarrollan, la vida en las ciudades, la contaminación o la utilización de productos químicos en la limpieza de nuestro entorno, pueden aumentar el riesgo de que los niños desarrollen esta enfermedad respiratoria.
Han sido muchos los estudios e investigaciones que han relacionado el contacto de los bebés, a lo largo de sus primeros años de vida, con el mundo de los animales. Ahora, además, un estudio que nos llega desde Estados Unidos, ha podido demostrar que aquellos niños que crecen cerca de las granjas y, por lo tanto, tienen un contacto con este tipo de animales, tienen mucho menos riesgo a padecer y desarrollar asma.
Los animales de granja refuerzan su sistema inmunitario
Este estudio, que ha sido publicado en el «New England Journal of Medicine», tomó como modelo a dos ciudades estadounidenses con el fin de comprobar si esta teoría se podía demostrar científicamente. Así se situó en Amish, una población en la que todavía se utilizaban caballos para trabajar la tierra y el transporte; y en Hutterite, que aunque comparten el modelo de vida, en algunos aspectos, con los de Amish, se han modernizado en algunos aspectos, como en la utilización de métodos de labranza y transportes más modernos.
Tras analizar la salud de los niños de ambas poblaciones, los investigadores comprobaron que el 21’3 por ciento de los niños de Hutterite padecían asma, mientras que los de Amish sólo era un 5 por ciento. Lo que les llevó a pensar que el contacto con los microbios de los animales de la granja reforzaba su sistema inmunitario, puesto que sus organismos presentaban un mayor número de neutrófilos, los glóbulos blancos que previenen frente a las infecciones, así como más células sanguíneas que impiden las inflamaciones alérgicas.
Cuanto más cerca de la granja, mucho mejor
Según los autores de este informe, ninguna de las dos poblaciones tenían descuidadas sus casas ni la crianza de sus hijos, en cuanto a limpieza y orden, pero sí es cierto que los Amish viven mucho más cerca del lugar en el que se encuentran los animales, teniendo un contacto más directo y continuado, por lo tanto los niños crecen en contacto directo con este ambiente y, según las conclusiones de la investigación, resulta más beneficioso para su sistema inmunitario.
Otros estudios, realizados en distintos lugares del mundo, también han demostrado que la convivencia con mascotas y animales de compañía a lo largo de los primeros años de vida de los bebés, ayuda a que no desarrollen ciertas enfermedades relacionadas con las alergias.
Vía | Correo Farmacéutico
Fotos | Austria vacaciones y Lancaster pa
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