Visitar el pueblo en fin de semana: cómo crear arraigo en el niño
Muchas familias que viven en la ciudad viajan al pueblo durante el fin de semana. De este modo, existe una diferenciación clara entre las jornadas que transcurren de lunes a viernes y el tiempo libre que se aproxima con la llegada del viernes. Los viajes al entorno rural crean un arraigo en el niño.
Es decir, dejan en él recuerdos significativos y experiencias felices. Se familiariza con la rutina de visitar el entorno cada sábado y juega con otros habitantes de la zona. ¿Cómo crear un arraigo en los niños que visitan el pueblo cada fin de semana?
1. Mantener la frecuencia en las visitas
Cuando una familia tiene una residencia en un entorno rural, es positivo que disfrute de la estancia en el inmueble con regularidad. La frecuencia en la asistencia va a depender de numerosos factores, entre ellos, la distancia que existe entre este domicilio y la vivienda habitual.
2. Establecer rutinas y tradiciones
Los recuerdos de la infancia se fortalecen al compás de aquellas tradiciones y rutinas que se prolongan a lo largo del tiempo. De este modo, incluso cuando las circunstancias del entorno cambian, existe una raíz que permanece. Pues bien, cuando las familias viajan al pueblo cada fin de semana, pueden completar esta costumbre con otras experiencias significativas.
3. Invitar a familiares y amigos
La segunda residencia puede convertirse en un lugar de bienvenida que facilite el encuentro con otras personas queridas. A lo largo del año existe la posibilidad de programar viajes especiales. Por ejemplo, quizá sea posible invitar a otras familias con niños para que se acerquen al pueblo durante el sábado o el domingo.
4. Participar en la actividad cultural del pueblo
Como es evidente, la oferta cultural de un pueblo no es tan extensa como la programación presentada por una ciudad. Pero también se desarrollan actividades muy interesantes en el entorno rural que propician el encuentro entre los vecinos y el sentimiento de comunidad.
5. Celebración de cumpleaños infantiles en el pueblo
Uno de los factores que influye en la creación de un arraigo que se mantiene a lo largo de la vida es la construcción de vínculos de amistad. Pues bien, algunos de esos lazos pueden empezar a formarse en los primeros años de vida. Por ello, es positivo que el niño pueda celebrar su cumpleaños dos veces: con sus compañeros de clase y con sus amigos del pueblo.
6. Disfrutar de las oportunidades que ofrece el entorno rural a las familias con niños
El entorno rural potencia la conexión con la naturaleza y los juegos en el parque. Las calles no presentan grandes atascos de tráfico. Por tanto, hay muchas zonas tranquilas para pasear. La conversación con los vecinos forma parte del clima de confianza que se respira. Los niños se reúnen en la plaza o en el parque y disfrutan de las actividades al aire libre.
Viajar al pueblo cada fin de semana es un proceso que repiten muchas familias de la ciudad. Pero crear un arraigo va más allá de la experiencia de visitar un lugar. Implica vivirlo, disfrutarlo plenamente y crear recuerdos. Por ello, es habitual que aquellos niños que han tenido la oportunidad de crear una pandilla en el pueblo, regresen en la etapa adulta al lugar en el que fueron y siguen siendo tan felices.
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