Víctimas de acoso escolar: por qué ocultan su sufrimiento a la familia
El entorno familiar es importante para la protección de un niño o un adolescente que sufre acoso escolar. Sin embargo, es habitual que el afectado por las humillaciones y otro tipo de daño continuado silencie lo que está viviendo al llegar a casa. Los padres quizá sí perciban señales de preocupación como un cambio de comportamiento o la tristeza habitual. Sin embargo, hasta que la situación se confirma, algunos niños y adolescentes guardan silencio e intentan ocultar su sufrimiento. ¿Cuáles son las razones?
1. Miedo a las consecuencias: el acoso escolar, en su máxima intensidad, produce temor en niños y adolescentes
A la propia fragilidad que siente la víctima cuando día tras día tiene que enfrentarse a situaciones que dañan su autoestima y su bienestar, se suma el temor ante aquello que puede suceder si da el paso de compartir lo que está ocurriendo. Sin duda, es muy importante hablar sobre lo ocurrido con los padres, un profesor o una figura de confianza. La víctima está expuesta a hechos, palabras y situaciones que debilitan su libertad, su autoestima y su poder de decisión. Es decir, no se siente respetada, ni respaldada por los demás.
2. Esperanza: deseo de que la situación pase cuanto antes
En ocasiones, el silencio se convierte en un mecanismo de protección que oculta la esperanza de que la situación pase cuanto antes. Sin embargo, suele ocurrir que el proceso se agrava o que el alcance del acoso escolar impacta en otras víctimas. Cuando la situación se prolonga, el afectado puede experimentar una indefensión aprendida al creer que no hay nada que pueda hacerse para que la situación se solucione o mejore.
3. Porque nadie dice nada: cuando los testigos no dan voz a la víctima
El niño o el adolescente que sufre acoso escolar se siente señalado de forma negativa por el grupo en un periodo en el que la pertenencia, la conexión y las relaciones sociales son tan relevantes. ¿Por qué alguien que sufre acoso escolar oculta lo que le ocurre ante su entrno familiar? Porque nadie dice nada.
Es decir, además de las humillaciones de los agresores directos sufre la indiferencia de los testigo cuando la mayoría de los miembros del grupo observa con distancia los hechos. Y es que, existen distintas maneras de quitar importancia a una situación de acoso. Justificar lo injustificable o relativizar su alcance es un error a evitar. Desde este ángulo, la víctima se siente cada vez más pequeña e indefensa ante un entorno que parece cada más complejo.
4. El silencio en víctimas de acoso escolar: el impacto de la culpa, la humillación y la vergüenza
La víctima no es culpable ni tampoco responsable ante lo que le está ocurriendo. Sin embargo, se siente señalada de forma negativa por el entorno. Cuando la situación se mantiene en el día a día, pone sobre sus hombros la carga de la incomprensión, la culpa, la humillación y la vergüenza (que alimenta la ocultación y el silencio).
El acoso escolar impacta en la víctima y también en su familia. En ocasiones, las víctimas intentan tapar lo que están viviendo para no preocupar a su entorno cercano.
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