Ver sonreír al bebé activa el circuito de recompensa en el cerebro de la madre
Los científicos definen como un “estado de euforia natural”, al efecto que causa en la madre ver a su bebé sonriendo, superando la activación neuronal que le produce verlo llorar. Un equipo de investigación del Baylor College of Medicine de Estados Unidos, analizó la actividad cerebral de un grupo de madres, mientras observaban imágenes de sonrisas y llanto de su propio hijo y otros bebés ajenos.
El profesor Strathearn, encargado de la investigación, explica que el estudio buscaba comprender cómo responde el cerebro de la madre a las expresiones faciales del bebé, como base neuronal del vínculo madre-hijo. “Esta relación es de vital importancia para el desarrollo y bienestar de los bebés; sin embargo, en ciertos casos, por alguna razón, no se establece este vínculo con normalidad, generando situaciones de negligencia e incluso abuso hacia los niños, con efectos devastadores para ellos.”
En el estudio participaron 28 madres primerizas, con bebés de de 5 a 10 meses de edad; la actividad cerebral de estas mujeres, fue monitoreada con un escáner de registro de imágenes de resonancia magnética fMRI, para identificar las zonas del cerebro en las que aumentaba el flujo sanguíneo, como respuesta a cierta imagen que se le mostraba.
Se les presentaron 60 imágenes de su propio hijo y de otros bebés ajenos, sonriendo, con expresión neutral y afligido o llorando; los investigadores observaron que se activaba un área concreta del cerebro al ver las imágenes de los niños. Al ver el rostro de su propio hijo sonriente, se activaron en su cerebro las regiones del circuito de recompensa, asociadas a la producción de dopamina y a las sensaciones intensas de placer, satisfacción y refuerzo, que impulsan a las personas a realizar actividades de supervivencia y procreación.
Por otra parte, la activación que se produjo al ver las fotos de sus hijos llorando fue menor y apenas ligeramente diferente de cómo reaccionaron ante las fotos de otros niños desconocidos llorando. Sin embargo fue clara la activación superior ante sus propios hijos que ante bebés desconocidos. “Comprender cómo una madre responde sólo a su propio hijo, cuando sonríe o llora, supone el primer paso hacia el entendimiento de las bases neurológicas del vínculo madre e hijo”, señaló el profesor Strathearn.
Vía | Tendencias 21
Foto | Acrósticos
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