Uno de cada siete niños en el mundo respira aire tóxico
Unicef, en su eterna lucha por ofrecer un mundo más justo, igualitario y vital para todos los niños, acaba de realizar un nuevo informe que nos deja, de nuevo, la piel de gallina. En esta ocasión se ha centrado en el aire que respiran nuestros niños, ese elemento fundamental para su desarrollo, al que a penas damos importancia, pero que es una influencia directa y más importante de lo que nos parece.
Según este informe, titulado «Limpiar el aire para los niños», se ha descubierto que uno de cada siete menores, es decir, un total de 300 millones de pequeños, viven en zonas en las que el aire se convierte en tóxico, debido a la gran acumulación de contaminación. Según las medidas establecidas, en estas zonas la contaminación es seis veces superior a las recomendadas por la OMS (Organización Mundial de la Salud).
Más allá de las graves secuelas que pueda dejar en la salud de nuestros niños, según los datos de Unicef, la contaminación atmosférica, es la culpable del fallecimiento de unos 600 mil niños, menores de cinco años, cada año. Los bebés expuestos a esta atmósfera, y que se encuentran en pleno desarrollo, pueden aumentar sus problemas de salud, especialmente aquellos que afectan directamente con el crecimiento de sus pulmones o, incluso, de sus cerebros. Secuelas que quedarán marcadas por siempre en su salud.
Según las imágenes de satélite, a las que ha accedido Unicef para confeccionar el informe, estos ambientes tóxicos se consiguen debido a las emisiones de los vehículos, la utilización de combustibles fósiles, el polvo y la quema de residuos. En cuanto a los lugares en los que se ha observado una mayor concentración de toxicidad, se encuentra Asia meridional, la siguiente es África, para continuar con Asia oriental y el Pacífico.
Es así como Unicef va a pedir a los gobiernos que tomen cartas en el asunto con el fin de asegurar un aire limpio para los niños. Las medidas necesarias las han establecido en estos cuatro puntos:
- Reducir la contaminación. Todos los países deben cumplir, de forma obligatoria, las marcas que decide la OMS, así como tomar medidas para acabar con la contaminación y el uso de aquellas energías que la provocan, apostando por una mejora en las energías renovables.
- Invertir en salud infantil. Los gobiernos deben asegurarse que todos los niños tienen acceso a los cuidados sanitarios necesarios, tomando medidas preventivas para los problemas, especialmente respiratorios, que pueda provocar los altos niveles de toxicidad ambiental.
- Evitar la exposición de los niños a la contaminación. Una medida, por ejemplo, podría ser la de evitar que las fábricas e industrias que emiten «malos humos», no se encuentren cerca de las ciudades. También evitar que los instrumentos del hogar sean más «limpios» y no emitan contaminación dentro de la propia casa.
- Vigilancia constante de la contaminación del aire. Debe ser obligado que los gobiernos vigilen, midan y cuiden del aire que respiran sus ciudadanos, para ello llevaron un control exhaustivo, poniendo las medidas pertinentes en el caso en el que los niveles de contaminación subieran.
Vía | Unicef
Fotos | Planeta vivo y Guía infantil
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