Las trombofilias y el embarazo
La trombofilia es un trastorno que se produce cuando nuestro cuerpo no tiene capacidad suficiente para coagular la sangre y que es debido a que el organismo produce excesivas proteínas anticoagulantes o, por el contrario, cantidades tan ínfimas que no pueden realizar su función adecuadamente. Las trombofilias pueden ser hereditarias o adquiridas a lo largo de nuestra vida.
Pero si en casos normales suelen tener distintos problemas, estos se multiplican durante la gestación, llegando a tener, en el caso de no ser tratados, consecuencias especialmente graves.
Aquellas personas que presentan trombofilias no notan ningún síntoma que les alerte de esta enfermedad, aunque se suelen manifestar mediante coágulos de sangre o trombosis en lugares inusuales. Uno de esos lugares más frecuentes son las piernas. Este enrojecimiento se llama trombosis venosa profunda y debe ser tratado de inmediato con el fin de que no sea arrastrado a lo largo de la corriente sanguínea pudiendo llegar a los órganos vitales, donde tendría fatales consecuencias.
Algunas de las trombofilias hereditarias son: mutación del factor V de Leiden, mutación de la protrombina, deficiencias de antitrombina, deficiencia de proteína C y S. En cuanto a la adquirida la más común es el síndrome antifosfolípido. En ambos casos es necesario llevar un control exhaustivo con el médico ya que nos podemos encontrar con problemas graves para sobrellevar el embarazo.
Las trombofilias se diagnostican a través de un análisis de sangre y siempre se deberían realizar este estudio, aquellas mujeres que tienen antecedentes familiares de tromboembolia venosa y especialmente aquellas que han tenido abortos espontáneos, tensión alta o embarazos anteriores en los que el bebé no se ha desarrollado adecuadamente. El tratamiento dependerá de cada caso en particular, ya que no todas necesitan ser tratadas con fármacos.
Vía | Bebés en camino
Foto | Díaz Cremades