Tratamientos y pruebas médicas que no deben emplearse en niños (I)
Desde hace ya algunos años que están elaborándose algunas listas sobre aquellos tratamientos o pruebas médicas que debían evitarse en los niños, especialmente cuando se demuestra que algunas de ellas no son efectivas o, lo que es peor, pueden perjudicar al proceso de curación o salud de los pequeños.
Ha sido la revista «Journal of American Medical Association», la que ha publicado una lista de diez de estos tratamientos en colaboración con la Asociación Americana de Pediatría, y el objetivo es reducir las intervenciones innecesarias en niños, además de los distintos tratamientos que, de forma casi arbitraria, se les aplica para algunas de las afecciones más comunes.
- Antibióticos en enfermedades respiratorias virales. La sinusitis, la faringitis o la bronquitis no necesitan, en la mayoría de casos, de antibióticos. El exceso de ellos provoca una resistencia y, por lo tanto, que se repitan los procesos.
- Medicamentos para el tos y el constipado para niños menores de 4 años. Se ha comprobado que no son eficientes y que pueden crear reacciones adversas.
- Escáneres para las lesiones menores de cabeza. Bastaría con la observación, sobre todo en aquellos pequeños accidentes cotidianos. Este tipo de aparatos puede dañar el tejido cerebral del niño que todavía se encuentra desarrollándose.
- Pruebas de neuroimagen como las de resonancia magnética. Estas pruebas no son necesarias en casos de niños que han padecido episodios febriles leves. Sólo sería en aquellos casos en los que la gravedad lo pidiera.
- Dosis elevadas de esteroides. Se utiliza para la prevención o tratamiento de la displasia broncopulmonar de bebés prematuros y, al contrario de lo que se suele pensar, no son más eficaces por elevar la cantidad administrada.
Comentarios cerrados