Tras la muerte de un bebé las madres son muy vulnerables

Tras la muerte de un bebé las madres son muy vulnerables

Escrito por: Belén    11 septiembre 2011    2 minutos

La muerte de un hijo antes de que cumpla un año, puede repercutir en la salud de la madre de forma trágica.

Perder un hijo es una de las peores cosas que puede experimentar una persona, y parece que si fue en el parto o en el primer año de vida, las consecuencias sobretodo para la madre, pueden ser catastróficas. Los padres que viven algo así, tienen un mayor riesgo de morir de forma prematura.

Los datos son de una investigación realizada en Reino Unido con datos del censo y del registro de muertes sobre padres que habían tenido un hijo muerto entre 1971 y 2006, o cuyo hijo había muerto antes de cumplir un año. Compararon las tasas de muerte en este grupo con las de los padres cuyos hijos vivieron más de un año. Tan sólo en Escocia hubo datos de ambos progenitores. En el resto solo se tomaron los maternos.

El resultado en Escocia fue que los padres en esa situación tuvieron un riesgo dos veces mayor de morir o enviudar en los primeros 15 años tras la pérdida del hijo, que el resto. En Gales e Inglaterra, las madres tenían cuatro veces más posibilidades de morir en ese mismo plazo, que quienes no habían perdido un niño en el primer año de vida.

Los autores no investigaron las causas de la muerte de las madres, por tanto solo pueden especular sobre el motivo. Uno sería que el suceso podría afectar el sistema inmunitario, aumentando las probabilidades de enfermedad y el riesgo de muerte. Otra teoría es que la madre ya estuviera enferma al tener al bebé y eso causara primero la muerte del hijo y después la suya.

En cualquier caso, perder un hijo no significa morir pronto. Louis LaGrand, director de Loss Education Associates en Venice, Florida, y autor de talleres para afrontar el duelo, vivió la experiencia de perder un hijo de muy corta edad. Afirma que la muerte de un hijo se puede superar, que él sigue con su mujer y ella tiene muy buena salud.

LaGrand explica que, «Creo que la clave es asegurarse de construir un amplio espectro de conexiones con personas, lugares, cosas, ideas, información, belleza, amor y espiritualidad, esas cosas que son el corazón, la mente y el alma de la vida.» Añade, «Siempre tendrá una relación con el hijo que perdió. Siempre recordará a su ser querido, pero es posible tener esa relación y volver a la vida al mismo tiempo, aprender a amar por separado».

Recomienda unirse a otros padres para compartir la experiencia y reservar un lugar y un momento al hijo perdido, para poder seguir viviendo.

Vía | Healthfinder
Foto | Flickr-Indibang

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