La tradición marroquí de envolver a los bebés cae en desuso

La tradición marroquí de envolver a los bebés cae en desuso

Escrito por: Belén    6 abril 2012    2 minutos

Es perniciosa para los bebés física y psicológicamente

En muchas culturas a los bebés pequeñitos se les pone a dormir envueltos en una sábana o manta muy apretada e incluso atada en los pies y la cintura. Para nosotros es una tradición incomprensible, pero está muy extendida. Los bebés así colocados no corren riesgo de girarse y caerse, no pueden chuparse el dedo, no se enredan con la ropa de cama, ni se arañan con sus afiladas uñitas. Pero tampoco pueden patalear, ni dormir como acostumbran, con los bracitos extendidos a ambos lados de la cabeza.

Lo que es peor, esta práctica puede tener consecuencias muy negativas para los bebés. María Asunción Aguirre, una pediatra española afincada en Marruecos explica que, «Si no se coloca el vendaje correctamente y se aprieta demasiado se impide una correcta circulación de la sangre. Además el sistema nervioso no trabaja porque no está estimulado». Añade que, «Llevo casi 46 años ejerciendo en Marruecos y todos los días tengo polémicas con las abuelas sobre este tema. Ahora con Internet y los teléfonos el acceso a la información es mayor y la mujer toma más conciencia».

En Marruecos esta práctica se llama Tegmat, los niños parecen momificados, completamente inmóviles. Para las madres marroquíes tradicionales es un ritual obligatorio. Antiguamente pensaban que ayudaba a que las piernas de los bebés no se arquearan y a que crecieran esbeltos. Afortunadamente es una práctica en desuso en las ciudades, aunque en las zonas rurales, en las que hay un 60 por ciento de analfabetismo, se sigue haciendo. En Internet es fácil encontrar tutoriales sobre Tegmat y mantitas especiales para hacerlo.

Clase práctica de Tegmat

Otro de los problemas que pueden sufrir estos bebés casi momificados es que puede producir luxaciones de cadera. Y, más importante «es sobre todo pernicioso a nivel psicológico porque limita las expresiones, los sentidos, y los reflejos involuntarios del niño«, según explica Touria Harrizi, una matrona con más de 20 años de experiencia, Añade que «aunque son muchas las mujeres que no están de acuerdo, les resulta muy difícil imponerse a la voluntad de sus familias».

Vía | La Información
Foto | Burnews

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