Tomarse un descanso es bueno para toda la familia

Nuestra vida es frenética, vamos siempre corriendo y nos quejamos de falta de tiempo. Eso antes de ser padres porque cuando llega un bebé a la familia los días pierden horas y con demasiada frecuencia sentimos que vivimos en el caos y que estamos tratando de abarcar demasiado. Renunciamos a algunas viejas costumbres, pequeños o grandes placeres pero no encontramos la tranquilidad de estar haciéndolo bien.

Aunque no todo el mundo se siente así, este es un comentario muy habitual entre las madres y más de un padre. Con el tiempo yo he aprendido a no exigirme tanto, a aceptar que tengo unos años por delante en que nada estará como yo quiero, ni casa, ni trabajo ni siquiera los niños. Desde que tomé conciencia de que tengo unas fuerzas limitadas y que yo también necesito mi hueco en la agenda, me siento mucho mejor.

Una de las cosas que he aprendido es a desconectar algún fin de semana. Los normales son para aprovechar las mañanas para hacer lo que no has podido durante la semana, eso sí, con los peques al retortero, las tardes para salir o hacer planes en casa con los niños y la noche para tratar de terminar lo que aún queda. Pensar en tomarnos un fin de semana libre puede ser agobiante, ¡hay tanto por hacer!

Pero si te paras un momento a pensarlo casi todo puede esperar un poco. La plancha seguirá donde está, el polvo, los papeles para mirar y todo lo que hay pendiente en casa también. Sin embargo tus niños no volverán a tener esta edad y merece la pena disfrutarla. Un par de días fuera de casa ayudan a reponer las pilas y a disfrutar de lo más importante, nuestra familia. Yo lo tengo claro, este año más cerca o más lejos, de vez en cuando trataremos de hacer alguna escapada o, aunque nos quedemos en casa, algún fin de semana será en exclusiva para descansar y disfrutar.

Foto | Flickr-Casch52

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