Tecnología para cuidar al bebé o la angustia de la crianza
Ropa que es capaz de medir la temperatura de tu bebé, aplicaciones para teléfonos móviles con las que controlar su pulso, sus comidas o sus horas de sueño, cámaras y sensores para observarlo segundo a segundo y movimiento a movimiento, un calcetín que recopila todos los datos físicos de nuestro bebé y nos lo envía a un programa de ordenador… y así podríamos estar llenando páginas y páginas de todo lo que la tecnología ha creado con el fin de ayudarnos en la crianza. Pero ¿realmente ayuda?
Hasta ahora parecía bastarnos con seguir nuestro instinto, pedir ayuda al pediatra e informarnos a través de guías o de las propias abuelas, pero todo ha cambiado con el boom de las aplicaciones informáticas. Ahora ya no basta con la palabra del profesional ni con la seguridad de estar haciéndolo lo mejor posible, ahora necesitamos que, además, nos lo confirme una maquinita. Pero ¿no nos estaremos volviendo un tanto paranoicos?
Sin tratar de quitarle mérito a todos los inventos tecnológicos que vienen a ayudarnos en nuestra tarea de crianza, es necesario, creo yo, poner ciertos límites. Especialmente cuando somos primerizos todo nos viene grande y nos crea una gran angustia, está irá remitiendo a lo largo que los niños van creciendo sanos y llenos de vitalidad. El propio instinto del ser humano nos lleva a sobrevivir siempre, incluso en situaciones no demasiado favorables. Pero en la actualidad se ha impuesto un modo de cuidar a nuestros hijos tan, pero tan tan responsable, que acaba provocando grandes dosis de angustia, algo que no beneficia, para nada, la propia crianza.
Evidentemente los avances tecnológicos vienen para hacernos la vida mucho más sencilla por eso no debemos convertirlos en todo lo contrario. Un exceso de celo puede ser contraproducente, levantando barreras ante la alegría de criar a nuestros bebés.
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