Son muchas y muy variadas las propuestas que podemos vivir con los niños en un día especial. Visitar un museo, un parque de animales o divertirnos con un buen espectáculo pueden ser ideas magníficas para que la familia se divierta, al mismo tiempo que aprende nuevas cosas. Pero ¿te imaginas hacer un viaje por el pasado a través de uno de los palacios más emblemáticos de nuestro país?
El nacimiento de un bebé es un hecho tan maravilloso que nos desborda de alegría, así que no es extraño que nada más nos enteremos de la noticia vayamos corriendo a conocer al nuevo integrante de la familia. En el hospital, en casa o en el hogar de la abuela, allá donde el pequeño haya visto la luz por primera vez, allá querremos estar para ser los primeros en recibirle. Pero ¿es conveniente?
Recientemente los bomberos de Ciudad Alcalá compartieron un día con los niños, un gesto que vale la pena destacar. Mediante este tipo de actividades se busca estimular a quienes se encuentran en el centro de Educación Especial y Atención a la Discapacidad Intelectual de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios.
Ya hemos visto como a menudo visitar al recién nacido y su mamá durante su estancia en el hospital no siempre es una buena idea. Más allá de la alegría que nos produce y los deseos de verle la carita por primera vez, está la necesidad de la madre por descansar y empezar su nueva vida con el pequeñín. Son muchos los cambios que se producen durante esos días y necesitamos de tranquilidad para asumirlos como es debido.
La llegada de un bebé a la familia o al círculo de amigos es siempre motivo de gran alegría, así que una vez nos ha llegado la noticia de que ha visto la luz por primera vez, corremos sin perder tiempo a la clínica u hospital para gozar de su presencia, al mismo tiempo que para ver como está la madre, llevarle nuestro regalo, darle nuestra felicitación y... ¿agobiarle un buen rato?
Para que los niños se diviertan en los viajes, lo mejor es ofrecerles ingredientes de diversión suficientes como para que no se aburran ni un segundo. Así que si lo que nos gusta es visitar las zonas antiguas, conocer museos o admirarnos de los grandes espacios arquitectónicos de la historia, tenemos que saber que los pequeños, seguramente, acabaran pidiéndonos una huida inmediata hacia cualquier otro lugar mucho más moderno y adecuado para ellos. Y es que el exceso de turismo cultural, a palo seco, a los niños les agobia bastante.
Hace unos días vi un reportaje en televisión sobre la Fundación Mona. Es una entidad sin ánimo de lucro que, entre otras actividades relacionadas, se dedica a mantener un centro de recuperación de primates cerca de Girona. Sirve de hogar a chimpancés y macacos víctimas del tráfico ilegal o la explotación humana con fines lúdicos. Lo que más me llamó la atención fue como una de sus responsables explicaba lo que hacen y de donde proceden los animales, sin reproches ni acusaciones. Tan sólo lo relataba para que cada uno saque sus propias conclusiones.
La Fundación de Apoyo al Museo Nacional de Ciencia y Tecnología se formó en el año 2000 con el proposito de difundir la cultura científica y tecnológica, con especial dedicación al Museo Nacional de Ciencia y Tecnología situado en Madrid. Este Museo merece un fin de semana en Madrid, quizá habría que ir buscando vuelos low cost para sorprender a los niños. Así pues con su afán de fomentar la cultura científica entre los niños y los jóvenes nos presenta El Jardín de la Ciencia. La propuesta va dirigida a los colegios para los estudiantes de tres a seis años. Es una buena manera de que nuestros hijos puedan contactar con el patrimonio histórico-científico.