La primera pregunta del niño fue: Mamá, ¿de dónde vienen las lechugas? y como aquel que pregunta el más grande, pero a la vez más sencillo, misterio del universo, obtuvo su respuesta en forma de semilla. Un mínimo trozo de naturaleza que acabaría convirtiéndose en toda una realidad a través del milagro de la vida.
Como decimos habitualmente uno de los secretos para conseguir que los niños coman de todo es poner imaginación en los platos. Otro es que ellos mismos participen en la elaboración de su comida, desde el principio, es decir desde que vamos a la compra. La receta de hoy, Patata asada rellena de carne picada, es un plato completo para la hora de comer.
Durante la infancia, el niño se enfrenta a diferentes aprendizajes. Uno de ellos, es sin duda, el que remite a los conocimientos escolares. Sin embargo, aprender a comer bien y apostar por productos de calidad es más que necesario en orden a disfrutar del placer de la buena mesa. Los niños suelen tener preferencias a la hora de comer unos alimentos mejor que otros, por ejemplo, es habitual que les guste poco la verdura o el pescado. En este sentido, el FROM ha llevado a cabo una iniciativa excelente gracias a su presencia en el Taller de los Sentidos del XXV Salón Internacional del Club de Gourmets donde han participado más de 1.000 niños.
En numerosas ocasiones hemos destacado la importancia de poner imaginación en la cocina para lograr que nuestros niños coman la fruta y verdura que tanto necesitan para crecer saludablemente. Hemos comprobado que las recetas que publicamos tienen gran aceptación por vuestra parte. Por esto, nos parece muy interesante la propuesta de la plataforma que ha creado Bouquet, "Cultivamos Futuro". Se trata de una iniciativa para luchar contra la obesidad infantil que en España se ha triplicado en los últimos 15 años.
Será porque no está en nuestro código genético de carnivoros, porque parecen aburridas o porque no les gusta el sabor o la textura, pero las verduras son los alimentos que más cuesta que coman los hijos. La imaginación y la variedad son nuestras mejores armas para conseguir que las incluyan en su dieta, y según un estudio reciente, dejarles que las escojan ellos también funciona.
Cierto es que, en la gran mayoría de las ocasiones, comemos más con los ojos que con el propio paladar. Dedicar unos minutos a realizar una buena presentación culinaria nos puede salvar de algunos pequeños fallos que podamos cometer en la propia cocción. Además para los niños es el recurso más recurrente para que coman alimentos que, a priori, obtienen una contundente negativa. Frutas y verduras son las que se llevan la palma de rechazos infantiles por eso es necesario aprender a disfrazarlas un poco, verás como así la cosa cambia.
Uno de los problemas más habituales que se presenta en los niños durante sus primeros años de vida es el estreñimiento. Como si resultara algo casi normal o, incluso, formara parte de una herencia familiar, intentamos habituarnos a esa dificultad sin pensar que, tras ella, existe, por regla general, un grave problema de alimentación que, de persistir, podría tener consecuencias graves en su organismo.
La cocina, ese territorio monótono, obligado y cansado que toda ama de casa desea perder de vista durante una temporada, puede ser para nuestros niños un lugar enigmático y fabuloso donde dejar volar su imaginación en alas de platos divertidos y llenos de color. Ya hemos hablado, en otras ocasiones, de como aprovechar esos momentos en los que nos encontramos entre fogones para explicar a nuestros niños las virtudes y beneficios de los alimentos, así como entretenerlos dejando que nos ayuden en tareas culinarias sencillas y que les van a reportar muchas satisfacciones, mucho antes de que llegue a su estómago.
Hacía tiempo que no lo hacía, pero este fin de semana preparé un pudding de verduras con jamón que a mi hijo le encanta. Se trata de una receta muy sencilla aunque algo trabajosa. Sin embargo, es una buena manera de preparar un plato muy equilibrado y que les suele gustar mucho a los niños.
Cuando nuestros niños comienzan a comer de todo, entre los 18 y los 24 meses, solemos apartar las papillas de su dieta empeñados en que aprendan a masticar y descubran nuevos sabores y texturas. Pero pasada la novedad, la comida de los niños tiene que seguir siendo lo más variada y equilibrada posible. Los tarritos son una buena opción como merienda o como uno de los platos de la comida o la cena. Si el niño rechaza algunos alimentos, una papilla o puré es una buena forma de enmascararlos.
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