Nacer en una determinada época del año sigue siendo, al menos hasta ahora, una circunstancia manejada por el azar. A no ser que tengas un embarazo programado o un equilibrio perfecto en tus ciclos hormonales, es complicado determinar, con exactitud, cuándo quieres que tu hijo venga al mundo. Sin embargo se ha comprobado que aquellos bebés que nacen durante el verano tienen muchas más ventajas que el resto.
Apenas estamos a unas cuantas semanas de que los niños inicien sus vacaciones estivales. El colegio se quedará aparcado, hasta el próximo septiembre, y los peques iniciarán ese periodo en el que el ocio, sin duda merecido, se impone aunque sin olvidar que, también, puede ser un buen momento para animarles a las buenas prácticas, enseñanzas nuevas y una diversión que vaya unida a ese punto educativo que tanto nos gusta a los padres.
Durante los primeros años de vida de los bebés sus cambios físicos son espectaculares, tanto es así que apenas podemos disfrutar de la ropa ya que se le queda pequeña en cuanto nos descuidemos, muchas de esas prendas apenas las ha podido utilizar en un par de ocasiones. Pero, al mismo tiempo, resulta la época donde nuestros peques las lucen con mayor gusto, convirtiéndose en auténticos modelos con una gracia sin igual.
Llegado el mes de agosto llega uno de los espectáculos naturales más hermosos que podemos disfrutar a lo largo del año. Se trata de la lluvia de estrellas, llamadas Perseidas, y que tradicionalmente se conocen también como "las lágrimas de San Lorenzo" ya que coinciden en esa semana de agosto en la que se celebra este famoso santo.
Todos sabemos que una de las causas más frecuentes para el impedimento del embarazo es el estrés. En los últimos tiempos son muchos los estados de nerviosismo, angustia y prisas que vivimos en nuestro día a día. Eso, unido a una precaria alimentación y hábitos poco saludables hacen que la gestación resulte especialmente difícil.
Agosto suele ser el mes central de las vacaciones de verano. Las familias escogen actividades para disfrutar con los niños, tanto si se quedan en la ciudad como si deciden salir a hacer turismo. Las vacaciones en una gran ciudad, como Madrid, pueden resultar especialmente apasionantes si sabemos escoger esos lugares donde los peques pueden encontrar los elementos necesarios para divertirse.
El verano, con sus vacaciones, puede resultar una época muy especial para que los niños se internen en el maravilloso mundo de los libros. Es importante que les animemos a realizar tareas que, además de ser divertidas, también impliquen una pequeña dosis de educación y reflexión. A través de las divertidas historias que nos narran los libros, los niños pueden entrar en contacto con valores tan fundamentales como el respeto, la familia o la autoestima.
El verano puede ser un momento ideal para alentar a los niños a que se aficionen al mundo de la lectura. Ese tiempo de ocio, en el que van a encontrar momentos para divertirse en múltiples facetas, también puede resultar muy beneficioso en su educación, si sabemos combinar estas dos facetas con la medida justa.