Los profesionales aconsejan seguir unas pautas y establecer un ambiente apropiado para conseguir que los niños concilien el sueño. Todo esto es importante para conseguir una rutina a la hora de irse a dormir, aunque también ellos se crean sus propias pautas para dormirse que acaban convirtiéndose en auténticas manías. Estas costumbres suelen acompañarles hasta los dos o tres años y luego o bien las van olvidando o las modifican y las adaptan a su edad.
El cambio de hora del otoño afecta de una forma especial a niños y también, a las personas de avanzada edad. Sin embargo, según la Asociación Española de Sueño, los problemas para dormir bien no solo se reducen a esta época del año puesto que el 30 por ciento de los niños tiene algún tipo de trastorno de sueño. Uno de los problemas que tienen los niños a la hora de conciliar el sueño es el miedo a la oscuridad, en otros casos, los niños también tienen la tentación de ver la tele hasta tarde y la hora de ir a la cama se convierte en toda una prueba para muchos padres.
Una de las situaciones que más se repite, especialmente en los padres novatos, son las dificultades a la hora de que nuestro pequeño coja el hábito del sueño. Durante los primeros meses es normal que la mayor parte del día la pase durmiendo, pero poco a poco sus horas de sueño irán disminuyendo y sus hábitos cambiarán, algo que no todos aceptan de buen grado y que, en muchas ocasiones, andan descompensados, haciendo que también nosotros suframos un importante caos en nuestra rutina diaria.
Parece ser que funcionamos a base de estudios. Sólo cuando estamos al límite y nos hablan de porcentajes y números, empezamos a reaccionar, es como si los expertos suplieran ese sentido común que, como padres y educadores, debemos imponer a nuestros hijos, sobre todo por su bien y para que su vida sea fructífera, armoniosa y equilibrada.
Con los innumerables esfuerzos que realizamos para que nuestros pequeños se queden dormidos y resulta que no les hacemos falta para nada en ese sentido. Así al menos especifica un libro, en el que habla de que no necesitan estímulos para coger el sueño.
Durante el verano y la época vacacional todos hemos cometido excesos, ya sea en el tiempo de ocio, en el descanso, en las comidas y, mucho más, en el sueño. El desorden se ha impuesto en nuestra vida y así nos hemos pasado por alto las mínimas normas que supone llevar un control sobre las horas de descanso o el orden en las comidas. Por unos días no pasa nada, pero ahora nos toca volver a la rutina y eso no siempre es fácil.
Al final va a ser cierto que eso de contar ovejas para conciliar el sueño no es tan extraño. Así que si tu niño tiene dificultades para quedarse durmiendo olvídate de los cuentos, de la leche caliente o las nanas, antes de ir a la cama una buena sesión de problemas matemáticos y entrará en los brazos de Morfeo como un bendito.
Sin duda que escuchar a un niño reírse es una sensación realmente agradable. Que nosotros le hagamos reír con cosquillas ya es lo más para divertirnos y jugar con el bebé. Sin embargo, en algunos casos, las cosquillas se convierten en una opción para salvar la vida de un bebé.
Un estudio realizado en Estados Unidos y publicado en la revista Pediatrics demuestra que la exposición de los menores a continuos mensajes violentos que nos ofrece la televisión a diario, puede ser causa de alteraciones en su sueño. De este modo, las películas violentas no son procesadas por la mente infantil, por lo que provoca una serie de disfunciones en su descanso, tales como pesadillas, problemas para quedarse dormidos o terrores nocturnos.