El descanso, las horas de sueño y dormir de forma profunda son tan necesarios como la misma alimentación. Se trata de una de las tareas vitales que el ser humano debe cumplir cada día con el fin de recargar energías y prepararse para las luchas, avatares y sorpresas que nos regala el calendario. Pero casi en la misma proporción que es importante, también le prestamos la mínima atención, y mucho más cuando estamos embarazadas.
Harvey Karp es un exitoso pediatra estadounidense que dice haber encontrado las claves para calmar a nuestro bebé desde el mismo momento de su nacimiento, para ello ha creado un revolucionario, pero muy sencillo, método al que ha llamado "El bebé más feliz" y trata de seguir cinco pasos muy simples con los que conseguiremos que nuestro pequeño descanse mucho mejor, se alimente perfectamente y, por lo tanto, sea mucho más feliz.
Una de las grandes preocupaciones de los padres, especialmente cuando somos primerizos, es saber como funciona el sueño de nuestro bebé y como reconocer que está durmiendo adecuadamente. El sueño, para los bebés, es casi tan importante como el estar bien alimentado ya que durante ese tiempo de descanso se generan una serie de sustancias en el organismo que van a ayudarle a retener conocimientos, aprender y absorber todo el mundo que le rodea de una manera mucho más efectiva.
Ya sabemos la gran importancia que tiene un buen descanso para el bebé. El sueño profundo y reparador les ayuda a crecer y a desarrollarse con total normalidad, es casi tan necesario como su alimentación ya que durante ese tiempo su cuerpo va preparándose para el crecimiento. Pero también su mente necesita de este relax, ya se sabe que parte del desarrollo cognitivo viene asegurado ante un buen descanso.
En la cama con nosotros, meciendo la cuna, en brazos y cantándole una nana, en el cochecito de paseo, en la silla del coche dando vueltas por la ciudad a oscuras, con luz, con la ventana abierta, abrazado a su peluche... Existen mil y un métodos con los que los niños son capaces de coger el sueño, aún así, los hay que todavía les cuesta y son capaces de mantenernos en vela buena parte de la noche, decidiendo cual es el momento ideal para cerrar los ojos.
El sueño de nuestro bebé es una de las grandes preocupaciones a las que los padres, especialmente primerizos, se enfrentan durante los primeros meses de su hijo. ¿Cuánto tiempo han de dormir?, ¿por qué parece que estén siempre alerta?, ¿por qué se despiertan tan a menudo?, ¿es normal que durante el día duerman tanto?... Todo son interrogantes en torno a su crianza, y con especial sentido el sueño, ya que a partir de él vamos a determinar el resto de actividades a lo largo del día.
Una investigación ha demostrado que las alteraciones crónicas del sueño llegan a afectar a un 30 por ciento de los niños. Recordemos que la mala calidad de sueño (en niños y en adultos) puede causar diferentes problemas físicos y psicológicos.
Todos conocemos los beneficios de un perfecto descanso, la necesidad de entrar en el sueño con el fin de que nuestro cuerpo recargue energías para seguir caminando por la vida con fortaleza y solidez. Pero durante este proceso, también nuestra mente entra en un estado en el que, además de descansar de los avatares y preocupaciones diarias, va recopilando y almacenando todas las experiencias y nuevos conceptos que hemos ido viviendo a lo largo del día.
Profesionales de la salud alertan acerca del uso de la melatonina sin supervisión. Desde la Asociación Española de Pediatría, la Sociedad Española del Sueño, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria aconsejan el uso de melatonina únicamente cuando es realizado bajo un estricto control.
Los pequeños que no llegan a dormir la cantidad de tiempo suficiente pueden sufrir retrasos en su desarrollo cognitivo, físico e intelectual. Recordemos que científicamente quedó demostrado que el sueño no se recupera.
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