La óptima relación de los padres, incluso en un proceso de divorcio, repercute de un modo positivo en el crecimiento, educación y bienestar infantil. Sin embargo, existen sucesos que rompen con la protección de los derechos del menor y, también, del otro progenitor. El secuestro parental es un tipo de suceso que puede tener su reflejo en los medios de comunicación.
Seguramente, la mayoría de nosotros cuando éramos niños recibimos los consejos de nuestros padres para alertarnos de los peligros que tiene hablar con un desconocido. Pues bien, una situación actual, vuelve a traer a la actualidad, la importancia de repetir a los niños que no hablen con desconocidos, ni siquiera cuando dichos desconocidos intentan pasarse por amigos, invitarles a chucherías o dicen que conocen a los padres del pequeño.
El pasado lunes, 7 de mayo, fue secuestrado en una guardería del distrito de Barajas, en Madrid, un niño de tres años que responde al nombre de Tomás. Al parecer, fue su padre el instigador del secuestro, ayudado por tres individuos más. Este punto fue confirmado a las pocas horas de producirse el hecho.
Una vez más una película que recoge los horrores que la naturaleza humana es capaz de hacer a niños es premiada en los festivales. Quiero pensar que esos premios significan un repudio para lo que se hizo en esos menores y una lección a aprender para no volver a repetir la triste historia. De lo que estoy segura es que son historias que deben ser tratadas desde el respeto, y esta parece que es así.
Por suerte en España los secuestros de bebés en hospitales son muy raros, tan sólo ha habido un par de casos en los últimos años. Pero incluso esos son demasiados y de la misma manera que ahora hay delitos impensables hace unos años, como los atracos con violencia a ancianos o embarazadas, no sería raro que sufrieramos también este tipo de delincuencia. El más reciente y cercano ha sucedido en Italia y concluyó ayer felizmente con la recuperación del bebé.
Ha ocurrido en Duitama, una localidad cercana a Bogotá (Colombia). Allí dos chicas de 14 y 16 años decidieron secuestrar a una mujer para, después, practicarle una cesárea casera y robarle el hijo que llevaba en las entrañas. Parece el guión de una mala película de ciencia ficción, pero ha sido real y ha ocurrido el pasado lunes.
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