Me paso todo el invierno escuchando que mis niños van poco abrigados y se van a coger un resfriado. De momento, no tienen más que el resto de niños y hasta ahora ni siquiera llegan a la media. Un niño sano pasa entre 6 y 10 resfriados al año, que duran unos 7 días cada uno. Los míos no son más sanos que los demás, no están más fuertes ni están mejor cuidados. La principal diferencia es que el peque no va a la guardería, por tanto está menos expuesto, y la mayor sabe que los catarros se contagian con los besos, las manos y los estornudos.
Si alguna vez has oído que una gastroenteritis o una infección respiratoria en el embarazo, puede afectar al feto hasta causarle parálisis cerebral, no te alarmes que no es cierto. Una investigación ha comprobado que no existe relación entre ambas cosas. Lo que sí está probado que podría causar una parálisis en el feto son la varicela y el citomegalovirus, especialmente si la madre las sufre en la segunda mitad del embarazo.
Con la llegada de las bajas temperaturas y el inicio del curso escolar, incluidas las guarderías, los mocos y la tos se instalan en las casas en las que hay niños y es muy difícil contrarrestarlos. Sin embargo, a veces nos olvidamos de los remedios más fáciles y sencillos que, aunque suenen a cuento de la abuela, funcionan, pregúntale a tu pediatra.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, a menudo nuestros niños pasan por temporadas en las que se encuentran faltos de energía, apáticos o especialmente vulnerables a coger cualquier enfermedad. A pesar de llevar una dieta sana y equilibrada, es tanto el desarrollo y los cambios de su organismo en, relativamente, poco tiempo que a menudo necesitan de ciertos complementos alimenticios que les ayuden a superar estos altibajos de forma sencilla y natural.
A menudo suele ocurrir que pasamos por épocas especialmente tensas, faltos de energía o con grandes altibajos emocionales que acaban pasándonos factura en nuestro organismo. Estas carencias no sólo ocurren en el mundo de los adultos, también nuestros niños tienen que lidiar, cada día, con un buen número de emociones distintas, responsabilidades nuevas y cargas excesivas que pueden causar estragos, no sólo emocionales, si no también físicos.
Besar es el acto que más repetimos los padres con nuestros hijos. En especial cuando son recién nacidos, parece que tenemos un imán hacia ellos y nos pasamos el día dándole besos. Es cuando se hace más evidente la frase de: "Te comería a besos". Lo haríamos toda la vida, pero llega un momento en el que a ellos no les apetece tanto beso y achuchón.
Con la llegada del otoño y el cambio de temperaturas ya empiezan a asomar los primeros síntomas de resfriados, catarros y demás molestias invernales. Y, sin duda, el síntoma estrella es la tos, ese constante y molesto sonido que tan habitual se hace en los niños durante estas fechas. Por eso, lo mejor, es aprender a distinguir los distintos tipos que puedan presentarse y, de este modo, saber mejor como actuar.