Durante las vacaciones de verano los niños tienen tiempo libre para casi todo, incluso para aburrirse. Dicen los expertos que no está de más que también tengan momentos en los que no hacer nada, para así valorar mucho más la actividad. Pero entre esos otros momentos en los que tenemos que mantenerlos ocupados y entretenidos, a veces nos resulta difícil encontrar actividades ajustadas para ellos. Una de nuestras aliadas pueden ser las manualidades.
Las vacaciones de verano son para disfrutarlas, ir a la playa, al campo, dormir muchas horas y, también, buscar centros de ocio distintos donde, además de divertirnos también podamos seguir aprendiendo y ampliando nuestros conocimientos. Los museos se convierten, entonces, en auténticos lugares de diversión para que los niños se inicien rumbo a nuevas aventuras.
Seguramente muchos de vosotros ya tendréis la casa bien decorada para la Navidad, otros, como yo, en cambio, estamos esperando encontrar el hueco perfecto y el tiempo libre necesario para entregarnos a esta divertida y encantadora tarea. También, y a decir verdad, estoy esperando que los niños terminen la escuela para que me echen una mano en ello, negarles esa diversión es como, casi, cerrar la puerta a la Navidad.
Ayer jueves, 5 de junio, se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente. Un día estupendo para seguir preguntándonos qué es aquello que nosotros aportamos al mundo para que esté mucho más sano y cuidado. Desgraciadamente no todo está en nuestra mano para que el planeta siga respirando de forma segura y con todas garantías, pero si podemos aportar nuestro pequeño granito de arena, pequeños gestos cotidianos que nos ayuden a vivir en un entorno mucho más accesible y sano para todos.
Cada vez existe mayor conciencia sobre la importancia de aprender a reciclar, sin embargo, cuanto más pequeño es el niño más fácil que asimile hábitos de conducta importantes en beneficio del cuidado del medio ambiente. Por ello, los padres tienen que educar con el ejemplo a la hora de reciclar. Pero para lograr este objetivo también es positivo tomar algunas iniciativas. Por ejemplo, envuelve el bocadillo del almuerzo de tus hijos en un portabocadillos reutilizable en vez de utilizar papel de plata. En la actualidad, es posible conseguir portabocadillos de Tom y Jerry comprando paté La Piara.
¿Qué mejor forma que aprovechar el tiempo libre del verano realizando actividades manuales, al mismo tiempo que les enseñamos la importancia del reciclaje? Por eso las manualidades siguen siendo una de las actividades que más gusta a los niños. Transformar objetos desde la nada, crear juguetes o regalos con los que obsequiar a mamá, a los abuelos o algún amigo, son pequeños gestos que les enseñan la importancia y valor de nuestra propia creatividad al servicio de los demás.
Ya hemos visto en fechas anteriores la importancia del reciclaje, y de como debemos educar e instruir a nuestros niños para que sigan estas mínimas normas y así, de este modo, conseguir vivir en un mundo más limpio y equilibrado, respetando nuestro entorno natural. Pero, también es cierto, que no siempre estamos seguros de que tipo de objetos van a un contenedor u otro, lo que nos lleva a cometer algunos errores que pueden ser salvados sólo conociendo su correcta ubicación.
Hay cajas y envases de todos los tamaños y formas que cada día acaban en la basura. Una forma estupenda de reciclaje es usarlas como material para hacer manualidades con los niños. Os hemos propuesto varias ideas, una casa de muñecas, un árbol de Navidad y un disfraz de elefante, entre otras. Pero hay muchas más, por ejemplo, transformarlas en una ciudad de cartón hecha por los niños.