Es normal, y además muy recomendable, que los niños hagan una siesta todos los días. Dicen los expertos que durante ese periodo de tiempo, lo pequeños van fijando todo aquello que han ido aprendiendo o experimentando a lo largo del día, por eso, además de ser reparador, el sueño, les ayuda a crecer y desarrollarse de una manera mucho más activa.
Las vacaciones de verano puede ser un buen momento para que los niños aprendan nuevos conceptos. Sin prisas y sin agobios, y siempre bajo el marco de la diversión, podemos ir enseñándoles esas pequeñas cosas que van a ir encontrándose, muchos de ellos, al empezar la escuela infantil en septiembre. Y con lo primero que se van a topar, en cuanto a enseñanza se refiere, son los números y las primeras letras: las vocales.
Las vacaciones pueden ser un buen momento para que los niños aprendan cosas nuevas. Una de ellas, y que les suele traer grandes satisfacciones, es aprender poemas. Gracias a su ritmo y musicalidad, la poesía consigue una conexión muy especial con los niños, haciendo que se sientan muy cómodos mientras las recitan.
Más allá de la poesía creada por un autor, a la que se le ha dedicado arte, tiempo y cariño, existen las rimas populares, aquellas que, como los cuentos anónimos, se han ido transmitiendo de generación en generación a través de los juegos infantiles. Son esas pequeñas obras literarias llenas de candor que repetimos, una y otra vez, a menudo sin saber muy bien de dónde vienen.
Las canciones infantiles son ideales para que los niños disfruten del tiempo libre, además les ayudan a ampliar su lenguaje y hacer volar su imaginación. El ritmo y la música les anima también a crear bonitas coreografías, por lo que les ayuda a coordinar sus movimientos y a un mejor desarrollo físico. Así que todo son ventajas si les ofrecemos las canciones como un modo más de diversión.
Leer poesía con los niños puede ser una buena diversión para esos ratos en los que no saben muy bien qué hacer, y en verano, con las largas vacaciones escolares, son muchos esos ratos en los que el aburrimiento cae como una presa feroz sobre su ánimo. Es cierto que es aconsejable que los niños, también, se aburran, pero sin que lleguen al hastío total. Pequeñas actividades como alguna manualidad, una bonita lectura o aprenderse una canción pueden ser estupendas para seguir demostrando sus capacidades creativas.
La poesía sigue siendo una de las mejores formas de comunicación para los seres humanos. Más allá de la belleza de sus palabras o el emotivo contenido de sus pensamientos, su musicalidad y ritmo la convierten, también, en un especial juego. Para los niños resulta especialmente atractiva. Del mismo modo que las canciones, las aprenden y gustan recitarlas frente a sus familiares y amigos.
Iniciar a los niños en el mundo de la lectura es básico para su desarrollo, no solo cultural, si no también emocional. Los libros les abren su mente hacia el mundo de la imaginación, consiguiendo que se vuelva una experiencia única e irrepetible. Pero si además de ofrecerles cuentos o narraciones llenas de personajes y aventuras, les ponemos a mano la poesía, entonces estaremos, además, abriéndoles las puertas hacia nuevas sensaciones.
Las canciones infantiles son, desde el principio de los siglos, una de las formas más divertidas para que nuestros niños aprendan ideas nuevas, amplíen su vocabulario y podamos disfrutar en familia de jocosas y simpáticas historias que nos hacen agudizar la memoria y el ingenio. Algunas son tan antiguas como el mismo mundo, esas que compartimos con los abuelos y que ellos aprendieron, también, de los suyos. Mientras que otras van apareciendo nuevas e incorporándose al cancionero popular de los más pequeños.
Por fin ha llegado el Día de la Madre, y como buen domingo de mayo que se precie, vamos a celebrarlo con toda la alegría que se merece. Ya hace buen tiempo, la naturaleza está en plena ebullición y hay en el ambiente una predisposición, que parece mágica, para dejarnos llevar por los mejores sentimientos. Hoy vamos a dejar aparcados los malos humores y las tristezas para celebrar que seguimos siendo hijos e hijas, madres o abuelas de maravillosos niños que van a colmar nuestra vida de felicidad.
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