Las coplas populares son parte de ese saber que el pueblo ha ido transmitiendo de generación en generación a lo largo de los años. Muchas de esas coplas se han ido perdiendo al no haber sido rescatadas en un documento impreso. Otras muchas han quedado en la memoria grabadas a fuego, para más tarde ser recopiladas por distintos estudiosos que no han querido que acabaran perdiéndose en el olvido.
Cada madre tiene su propia técnica para dormir a su bebé aunque la más popular, desde tiempos remotos, es la de mecerles en los brazos o en su cunita, mientras le cantamos una dulce nana. Más allá de las habilidades musicales de cada mujer, las canciones de cuna se han convertido en el auténtico milagro para que nuestros peques se queden profundamente dormidos.
Las coplas son una de las formas líricas más extendidas en nuestra historia popular. Tanto si la acompañaba la música, como si no, eran una forma de transmitir sentimientos, felicitaciones o dejarse llevar por el mismo espíritu de fiesta, o pésame, que invadía al pueblo. Generalmente iban pasando de boca en boca, y de generación en generación, hasta llegar a nuestros días.
Una buena forma de dormir a nuestros niños es hacerlo a través de la canción. Las nanas han sido siempre una herramienta precisa, y preciosa, para que nuestros chiquitines queden sumidos en el más profundo sueño, casi, al instante. La voz cálida de la madre, el suave balanceo de sus brazos, y ese sentirse protegido frente a un mundo, todavía desconocido para él, hacen que nuestros bebés, con esta técnica, se sientan más seguros.
Uno de los grandes poetas españoles fue Antonio Machado, perteneciente a la Generación del 98, fue, sin duda, uno de los más importantes y relevantes del siglo XX, consiguiendo que sus poemas se convirtieran en auténticos himnos de amor y belleza hacia el paisaje, la vida y la pasión por el ser humano. Sus versos están cargados de sabiduría, al mismo tiempo, que sabe entrelazar cada palabra, de una forma magistral, creando obras de arte dignas del mejor de los poetas.
Saber que estamos "embarazados" es siempre motivo de alegría, sobre todo cuando se está esperando con especial anhelo y parece que ese pequeño bebé no quiere venir. Esa, al menos, fue mi experiencia como madre. Así que dedicándome al mundo de las letras no podía, al menos, más que dedicar mis versos a ese pequeño ser que se estaba gestando dentro de mí. Buscar las palabras exactas, aquellas que definan esa explosión de gozo infinito, es sumamente complicado, pero también resulta placentero ya que puedes, además, compartirlo con el resto de mamás y papás que se sienten en ese estado.
Una de las formas más dulces para dormir a nuestro bebé es arrullarlo en nuestros brazos y cantarle una nana, un remedio infalible que nos llega desde los tiempos más remotos. Al menos así lo demuestran una serie de coplas populares, que han llegado a nuestros días a través de la tradición oral. Coplas para nuestro pequeño caiga rendido en los brazos de Morfeo, llenándose de pura energía.
Desde el principio de los tiempos, incluso antes de que quede constancia escrita, las madres han utilizado la lírica para dormir a sus recién nacidos. Esa música que transmiten las palabras, y que al mismo tiempo permite a la madre volcar todo su cariño y amor incondicional, hace que los pequeños acaben sumidos en el más dulce de los sueños.
La poesía es una de las expresiones artísticas más puras y emocionantes de entre todas las que existen. Aquel artista que es capaz de escoger las mejores palabras, hilarlas como si de un precioso tapiz se tratara, y dejarlas impresas en un papel, también es capaz de conmover y alimentar las emociones de los seres humanos. Es así como, de una forma pura y transparente, nos llega la poesía hasta nuestro corazón.
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