En algunas mujeres embarazadas podrían aparecer várices, se trata de venas dilatadas que están cerca de la superficie de su piel. Suelen tener un color morado o azules y un aspecto de una vena retorcida. Por lo general aparecen en las piernas, aunque en casos puntuales aparecerán en otras zonas del cuerpo.
Hacia final del embarazo es posible que notes una sensación extraña en tus extremidades, especialmente en las piernas. Es como un hormigueo que te causa especial desazón, llegando incluso a ponerte los nervios de punta. Se llama Síndrome de las piernas inquietas y es una afección neurológica que afecta a muchas embarazadas.
Tus piernas también cambiaran durante tu embarazo, empezando a verse y a sentirse más hinchadas. Esta sensación crecerá aun más finalizando el día, depuse de haber realizado las actividades cotidianas. Porque, mientras te encuentras parada, tu útero comprime los grandes vasos sanguíneos de tu pelvis. Al estar parada, la circulación de la sangre de tus piernas y del corazón se verá entorpecida.
Cuando una mujer embarazada aumenta de peso en forma más que considerable, pueden surgir diferentes problemas. En casos extremadamente graves pueden surgir un parto prematuro o placenta de exfoliación prematura. Además, el sobrepeso provoca que en el momento del trabajo de parto los músculos se vean dificultados para trabajar. También provoca edemas en los pies, en las manos y en la pared abdominal.
Cuando un bebé parece flácido y no tiene fuerzas para mover ninguna parte de su cuerpo, vaya que podríamos decir que es como un muñeco de trapo, es muy probable que padezca una disminución importante del tono muscular. Es decir, hipotonía; que no tiene la fuerza suficiente en los músculos de alguna o todas las partes de su cuerpo.
La higiene postural durante el embarazo consiste en adoptar posiciones correctas con nuestro cuerpo y realizar movimientos de tal forma que nuestra espalda no se sienta sobrecargada.
Un embarazo suele traer un buen número de cambios en nuestro metabolismo. No sólo nuestra tripa cambia de tamaño convirtiéndose en un caparazón protector de una nueva vida, también el resto de nuestro cuerpo sufre, en mayor o menor medida, una serie de transformaciones que luego, la mayoría de las veces, acaba siendo sólo una experiencia más dentro del milagro de la gestación.