Según la OMS es fundamental que los niños sean alimentados, al menos durante sus primeros meses, únicamente con leche materna. Sin embargo son muchos los factores que pueden impedir que esto se produzca. A pesar de la insistencia y de los beneficios que aporta, en muchos casos no se puede producir, al menos de forma única teniendo que ser apoyado por alguna que otra dosis de biberón.
Aunque dar de mamar es un hecho totalmente natural y que no supone ningún tipo de dolor o molestia, puede suceder que se produzca algún que otro inconveniente durante el proceso. Especialmente si somos primerizas nos vamos a encontrar con un buen puñado de novedades que acompañan al nacimiento de nuestro hijo, y que, al menos al principio, nos sabemos muy bien como resolver. Así que lo mejor es consultar con la matrona o el pediatra todas esas dudas que te vayan surgiendo, verás como son la mar de sencillas para resolver.
Dar de mamar a nuestro bebé es una de las acciones más placenteras y satisfactorias que podemos realizar como madres. Así que no tiene que suponer ningún tipo de dolor o molestia. Sin embargo no siempre es así. Dolor en el pecho, grietas o distintas molestias pueden provocar que no resulte una experiencia tan sumamente hermosa como creíamos. Esto es porque algo no estamos haciendo bien, en la mayoría de los casos se trata de un mal posicionamiento de nuestro bebé.
No pasa día que no se abran vías de polémica en torno a la maternidad y, especialmente, a las distintas formas de crianza. A estas alturas no vamos a cuestionar cual es la mejor forma de alimentar a nuestro bebé, son muchos los beneficios que conlleva que, al menos durante sus seis primeros meses, sea amamantado por la madre, ya no sólo en el plano sanitario si no, también, emocional.
El niño sonriente que posa en la foto junto a su hermana es Ryan Marquiss, un bebé milagro. Ryan nació hace tres años con el corazón fuera de la caja torácica, una malformación conocida como ectopia cordis. La supervivencia de estos bebés en un año es inferior al 10 por ciento, no solo por la situación del corazón, sino por las cardiopatías que suele llevar asociadas. Tiene una incidencia de 5.5 a 7.9 casos por cada millón de nacimientos.
Una mujer que ha invertido una importante cantidad de dinero en tener un pecho a su gusto, es normal que se preocupe por si la lactancia se lo puede estropear. Aunque haya madres que lo consideren trivial o egoísta, es una preocupación totalmente lícita que nadie debería juzgar. Estas mamás operadas, no deben temer ya que lo que estropea el pecho no es amamantar, sino los embarazos.
Un estudio realizado con 55 mujeres no es significativo porque la muestra es muy pequeña. Que no sea relevante no significa que sea falso, sólo que no es concluyente y sirve para dar una idea de por donde seguir investigando. Es el caso de una investigación dirigida por Jennifer Hahn-Holbrook de la Universidad de California. Según la autora, las madres que dan el pecho son más agresivas que las que no lo hacen o las mujeres sin hijos.