El verano, con sus vacaciones y tiempo libre, puede ser un buen momento para enseñar a los niños nuevas técnicas y actividades distintas a las que le dedican el día a día. La cocina, por ejemplo, suele ser una estupenda actividad con las que los peques aprenden muchas cosas nuevas, además de enseñarse a valorar la alimentación y las necesidades que tiene nuestro organismo.
Uno de los alimentos que más gusta a los niños es, sin duda, el chocolate. Mejor rectifico, a los niños y a los adultos, ¿para qué negarlo a estas alturas?. El chocolate contiene múltiples beneficios que les ayudará a un óptimo desarrollo pero, como ocurre con tantos otros, ha de ser consumido con moderación y dentro de una dieta equilibrada.
La sal forma parte imprescindible de nuestra dieta, pero no necesitamos más que la que llevan los alimentos. En el caso de los bebés, no se debe añadir nunca sal a sus comidas. No pasa nada, no les extraña el sabor porque es algo que nunca han probado antes. Sin embargo el exceso de sal sí es perjudicial para su organismo inmaduro.
Nada hay como una buena presentación para que nuestros niños devoren todo aquello que se ponga en el plato. Verduras, pescado o riquísimos postres deben ser, a menudo, pasados por el filtro de la imaginación para que los pequeños aprendan a alimentarse con salud y equilibrio. Una tarea que puede resultar mucho más sencilla de lo que parece.
Más de una vez hemos hecho referencia al pan como un ingrediente imprescindible en una dieta sana y variada. Tiene mala fama y es lo primero que sale en una dieta, pero es todo lo contrario y es un buen aliado para controlar la obesidad infantil. Es un alimento que aporta hidratos de carbono, fibras, minerales y vitaminas, ayudando al equilibrio nutricional. Pero, ¿es lo mismo el pan de molde que el diario?.
Si eres celíaca, o tienes un pequeño con esta enfermedad, diferentes investigadores pertenecientes a la Universidad de Hardvard trabajaron con la Fundación Alicia para crear un pan especial para celíacos que ya esta a punto de ser comercializado.
Ya hemos visto, días atrás, como el pollo es una de las primeras carnes que nos aconsejan incluir en la recién estrenada dieta de nuestro bebé. Por regla general, el pediatra nos aconseja que le ofrezcamos este nutriente a partir de los seis meses. Primero como base de un caldo muy clarito, luego como puré y, poco a poco y a medida que nuestro pequeño vaya iniciándose en la masticación, se lo vamos ofreciendo con otras texturas.
El pan de mono, traducido literalmente del inglés, monkey bread, es una receta típica de los Estados Unidos que se toma en el desayuno en fechas señaladas. Probablemente el nombre tiene mucho que ver con que se come con las manos. Es dulce y empalagoso, pero sabroso y una buena forma de incluir la fruta en la dieta de los niños aunque sólo podremos ofrecérselo de vez en cuando.