La Navidad es un tiempo de excesos en todos los sentidos. Durante estas fechas se come mucho más, y a la vez, también se tiene una vida más desordenada en tanto que los hábitos cambian. Y el hogar se convierte en el escenario de muchas reuniones y eventos familiares. Llega la recta final de estas vacaciones y los niños, tienen que volver a clase, para hacer frente a sus estudios.
Que los niños tomen yogures está muy bien porque es un aporte importante de calcio tan necesario para que sus huesos crezcan y se fortalezcan, entre otras cosas. Pero de ahí a creernos todo lo que nos lanzan las marcas comerciales con sus publicidades va un abismo. Y lo digo porque la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa, en sus siglas en inglés) lo reitera emitiendo un nuevo veredicto negativo sobre más de 800 peticiones de la industria que solicitaban validar las supuestas propiedades saludables de sus alimentos funcionales.
Una vez más nuestros amigos de PequeRecetas nos sorprenden con una receta muy fresca en estos días que todavía no nos ha sorprendido el frío, y que está llena de frutas y colorido. Sin duda, un postre muy impactante par la merienda de todos los chavales a los que, cada vez, es más difícil llamar su atención para que se lleven un bocado de fruta a la boca.
Desde que nacen, los niños son verdaderas esponjas. Lo cogen todo a la primera. Una etapa que suele durar en su máximo apogeo hasta los seis años aproximadamente. Luego nos vamos haciendo, poco a poco, menos absorbentes con lo que vemos en nuestro entorno. Pero lo que los niños captan con más rapidez es aquello que ven que se hace en casa a diario y, en concreto, si se lo ven hacer a la gente que tienen más cercana.
Para tratar de luchar contra el aburrimiento de los niños a la hora de sentarse a la mesa, no nos queda más remedio que inventar platos divertidos o cambiar las formas o los ingredientes de los clásicos para darles un toque más original.
La cocina es uno de los lugares que les resulta más interesantes a los niños y por el que sienten gran curiosidad. Si, además, conseguimos engancharles para que nos echen una mano podremos compartir un rato muy agradable y divertido con nuestros hijos al tiempo que aprender sobre alimentación. Basta echarle imaginación y podréis cocinar juntos cualquier receta. Los días de vacaciones se prestan mucho a este tipo de actividades culinarias. Y qué mejor manera de hacerlo que con recetas típicas de cada momento.
Hace unas semanas que hablamos de la importancia de involucrar a los niños en las tareas culinarias que desarrollamos en casa. No sólo van a divertirse si no que, también, van a aprender a valorar los alimentos, seguir una dieta equilibrada, además de fomentar su destreza manual y pasar más tiempo juntos, realizando una actividad que va más allá de la propia diversión.
Acaba de hacerse público un estudio realizado por la Federación Española de Asociaciones Dedicadas a la Restauración Social (FEADRS) y cuyo resultado ha hecho público el salón de Equipamiento para Hostelería (HOREQ) de Ifema. Los datos que manejan se basan, sobre todo, en los reunidos a través de los usuarios infantiles del comedor escolar.
¿Tu bebe necesita un andador? Te damos algunos consejos 
Campamentos de surf para niños en Galicia durante el verano 
Depresión postparto: factores de riesgo, síntomas y cómo prevenirla