La abuela de una niña de tres años traslada una pregunta de su nieta por Twitter a Cady Coleman, conocida científica y astronauta estadounidense: ¿Existen las sirenas en el espacio?. La astronauta responde: No lo sabemos y por eso exploramos. Quizá encontremos cosas más bellas que las sirenas. La curiosidad de los niños es buena y estimulante, los padres debemos favorecerla y en lo posible tratar de saciarla, pero a veces es agotadora. Hay niños que se conforman con lo que les cuentas y otros que siempre quieren llegar al final del asunto, y cuando este no tiene fin o el peque no tiene edad para entender lo que pregunta, puede resultar frustrante para las dos partes. En casa procuramos no dejarnos llevar por la desesperación pero los dos niños son inconformistas, preguntones y muy curiosos.
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