Una de las experiencias más enriquecedoras que podemos ofrecer a nuestros niños es la visita a un museo. Y si es un museo dedicado a la pintura, además, estaremos creando en él una secreta afición por el arte. El encuentro con las imágenes, con los trazos que se conjuntan mágicamente y forman una variedad de tonalidades, de formas, de mundos maravillosos más allá de la superficie de lienzo.
Existen muchos métodos que nos ayudan a estimular los sentidos de nuestro bebé, hacerles partícipes del mundo que les rodea, cercanos y próximos ante la belleza que gira a nuestro alrededor y que, la mayoría de ocasiones, olvidamos disfrutar por andar inmersos en la vorágine de las horas y de los fugaces calendarios. Es por ello que el arte nos puede servir como ayuda a fin de acercarnos a nuestro entorno más bello y así disfrutarlo con nuestro bebé.
Con la llegada de la Navidad se multiplican las opciones para disfrutar del tiempo libre con los niños. De este modo podemos aprovechar para ir al cine, compartir una buena obra de teatro o intentar aprender algo nuevo que nos pueda aportar una nueva experiencia vivida en compañía con los más pequeños de la casa.
Ya sabéis lo mucho que nos gusta irnos de museos, sobre todo porque a los niños les crea mucha expectación y curiosidad disfrutar de objetos o enseres que no suelen ser habituales en su vida cotidiana. Pues precisamente, estos que hoy os traemos todavía les van a gustar más: una colección completísima de juguetes fabricados en hojalata.
¿Os gustaría saber quién es el Ratón Pérez?... ¿dónde nació?... ¿de la imaginación de quién surgió?... ¿qué hace con los dientes que se lleva de todos los niños?... Pues todas las respuestas están en su casa o, más bien, en la casa museo que ha surgido tras llegar al mundo de la infancia rescatando las piezas dentales que se le caen a todos los niños.
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