El error forma parte del proceso de aprendizaje de todo ser humano. Sin embargo, la percepción del error puede producirse de formas diferentes. En ocasiones, es un adulto quien muestra al niño un aspecto concreto. El Método Montessori, por su parte, propone materiales con control del error que están específicamente diseñados para que el niño lo perciba directamente. De este modo, la participación del adulto en la vida diaria del niño no se centra en poner de relieve un error o un acierto. Ni si quiera mediante el refuerzo positivo y el elogio.
El método Montessori inspira a muchas familias que utilizan este enfoque educativo para potenciar la autonomía y la felicidad infantil. Existe un área que tiene un gran protagonismo en esta metodología: la vida práctica. Dicho concepto agrupa aquellas actividades que están directamente relacionadas con lo cotidiano. Por ello, el niño adquiere aprendizajes que son valiosos en el día a día.
El pasado 31 de agosto, distintos medios recordaron el 150 aniversario del nacimiento de una profesional tan relevante como María Montessori, cuya pedagogía sigue inspirando a centros educativos y familias.