Leer por placer debe ser una de esas actividades que los niños tengan de forma habitual. Después del curso escolar, en el que los libros les han acompañado, ahora en vacaciones deben seguir teniendo contacto con las letras pero de una forma mucho más lúdica y divertida. Por eso seguimos apostando por encontrar aquella historia con las que los niños se enganches, definitivamente, a los libros.
Ya hemos entrado en la semana más especial. Octubre ya está cerrando sus días y, como todos sabemos, el 31 se celebra una festividad muy divertida. Se trata de Halloween, así que vamos a intentar disfrutarla con los niños de la mejor manera posible. Además de comer los dulces típicos de la época (siempre con moderación) y buscarnos un bonito disfraz, también vamos a fabricarnos algunos adornos que ayuden a que nuestra casa transmita un aspecto de lo más siniestro.
La literatura para niños es un género autónomo en sí mismo y con suficiente historia, calidad y trayectoria como para ser considerado como uno de los grandes. Y lo confirman, sobre todo, aquellos autores que han dedicado su vida a este género y con el que han sabido conectar abiertamente con el público infantil, ofreciéndoles una vía de entretenimiento que, al mismo tiempo, hacía crecer en ellos el placer por la lectura, la curiosidad y el amor por la fantasía.
Apenas quedan unas semanas para que lleguemos a una de las noches más mágicas, y a la vez terroríficas, de todo el año. Aunque en nuestro país todavía está reciente, la celebración ha sido acogida con gran entusiasmo, especialmente entre los niños que no han querido perderse todas las bondades que nos ofrece, sobre todo en cuanto a emociones fuertes se refiere. Y es que la noche de Halloween está llena de tantos acontecimientos atractivos que se ha convertido en una de las preferidas de las familias.
Las vacaciones de verano las tenemos a la vuelta de la esquina, así que ya tendremos que ir buscándonos actividades con el fin de tener a los niños entretenidos durante casi tres meses con sus mañanas, tardes y noches. Días que pueden hacerse interminables si no conseguimos mantenerlos con la mente y las manos ocupadas.
A través de los libros y de las historias, más o menos fantásticas, que se cuentan, los niños pueden aprender muchos valores que, dentro del ritmo de vida que llevamos, se nos pueden ir olvidando por el camino. Los cuentos suelen ser una forma directa y divertida de hacerles reflexionar sobre la necesidad de emplear el respeto, la comprensión y la ternura en nuestras relaciones sociales.
Sin pelo, con bigote, de color verde, con un solo ojo, gigante o diminuto, etéreo o a cuatro patas, parlanchín, despistado o gruñón, tierno o áspero, de montaña o volador, enredado en tentáculos o habitante en el fondo de nuestro armario, así son los monstruos, los que soñamos e imaginamos, con los que compartimos simpáticas charlas de soledades varias o aquellos que aparecen en nuestros sueños para impedir que la noche sea plácida y reparadora. Los monstruos de nuestros niños son, en definitiva, una parte muy importante de su imaginación y, por lo tanto, de su crecimiento emocional.
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