Dentro de nuestra labor como educadores existe aquella, tan importante, de enseñar a nuestros hijos en la difícil y gratificante tarea de la alimentación. No debemos olvidar que los niños aprenden por imitación, por lo tanto es fundamental que mantengamos unos hábitos saludables y equilibrados a fin de evitarles futuros problemas tanto en salud física como en la emocional.
Un niño de tres años ya debe disfrutar de una dieta equilibrada y sana. Debemos ofrecerles, además, la máxima variedad tanto en gustos, sabores, olores, texturas y consistencias ya que, a partir de ahora, sus preferencias irán determinadas según lo que vayamos ofreciéndoles. Una buena educación alimentaria nos garantiza, en buena parte, un estado de salud óptimo.
El kefir es un hongo que se nutre de la leche y la hace fermentar. Es originario del Caúcaso y despertó interés en el resto del mundo por la longevidad de las poblaciones que lo incluían en su dieta. Es una bebida láctea cultivada, similar a un yogur bebible y rico en probióticos, bacterias del organismo que se añaden a algunos alimentos para mejorar el sistema inmunológico. Al kefir se le atribuye, entre otros beneficios, el de prevenir la diarrea por la toma de antibióticos.
Uno de los secretos para que los pequeños coman de todo es variar la presentación y hacerla apetecible a la vista. Con las frutas es fácil preparar un plato de varios colores, vistoso, sano y apetecible. En este caso queremos compartir una fácil receta, ideal para merendar o para una fiesta de cumpleaños.
A media tarde es necesario que nuestros niños repongan fuerzas y tomen una 'inyección' de energía que les ayude a seguir manteniendo un buen ritmo vital, al mismo tiempo que se alimentan de forma saludable. Pero debemos llevar mucho cuidado en no caer en la rutina de prepararle siempre lo mismo. Es importante que vayamos variando en los componentes alimenticios, eso sí, siempre sin olvidarse de los lácteos, el pan o la fruta, entre otros.
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