Dicen que es importante que aprendamos a comunicarnos con nuestros bebés mientras, todavía, están en el vientre. De esta forma se crea una conexión especial, un vínculo que va más allá del sanguíneo. Pero ¿cómo podemos hacerlo? Uno de los vehículos más fiables, beneficiosos y emotivos son las canciones. Son muchos los artistas que han creado canciones de amor para los hijos o, como en este caso, canciones en las que son los bebés los que nos comunican sus sentimientos.
Si algo tienen en común los artistas, sea cual sea su dedicación o arte determinado, es su especial sensibilidad hacia los temas relacionados con el amor. Y si, además, hablamos del amor hacia los hijos, entonces ya estamos entrando en el universo exclusivo y maravilloso del amor incondicional. Pero ¿cómo somos capaces de llegar hasta la primera y última fibra de nuestro sentimiento más puro?
Dicen que el amor no entiende de leyes, fronteras ni métodos. El amor es eterno, irrompible y perfecto. Pero siempre se pueden cuestionar algunas heridas. Sin embargo, cuando hablamos de amor hacia los hijos es seguro que ninguna frontera existe, ningún dolor, ninguna desolación. Salvo en contadas, y excepcionales ocasiones, ese amor es el más auténtico y verdadero.
Los padres con dotes artísticas tienen una fuente inagotable de inspiración a través del amor que sienten por sus hijos. Es maravilloso ver como un músico, un pintor o un escritor es capaz de volcarse en su propio corazón para convertir sus sentimientos en algo tangible y que podamos compartir todos.
Aficionar a los niños a la lectura debería resultar una de las tareas prioritarias junto a otras muchas de nuestras obligaciones como padres. Además de alimentarles el estómago, también estaría bien que les alimentásemos la creatividad, la emoción y la fantasía, algo que debe ir ligado al crecimiento de los niños desde su nacimiento. Por esto no vamos a dejar de recomendar, cada lunes, una nueva lectura infantil, sabiendo que, con ella, van a entrar en un nuevo mundo donde todo puede ser posible.
Como suele ser habitual, España no sale muy bien parada en política social si la comparamos con el resto de vecinos europeos. Las comparaciones son odiosas, es cierto, pero por lo menos habría que tenerlas en cuenta. Para lo malo (recortes por ejemplo) siempre se nos intenta comparar con el resto de países y se nos anima a que lleguemos a su altura. Pues quizás, también para lo bueno, habría que equipararse al resto. Al menos en cuanto a las ayudas sociales que beneficien y apoyen a la maternidad, España sigue en la cola de los rankings.
Hoy quiero hablaros sobre un curioso estudio de esos que "muestran algo aunque no saben a que se debe", es decir, los datos prueban una cosa pero no alcanzan a explicar las causas. El amplio estudio se publica en la revista "Journal of Epidemiology and Community Health" y revela que las parejas que no tienen hijos tienen vidas más cortas frente a los que sí han experimentado la paternidad.
Ser madre va más allá del tiempo puesto que la maternidad remite a la naturaleza femenina, sin embargo, la maternidad también se ve influida por el entorno. Por ello, la sociedad moderna marca la necesidad de adaptación. En primer lugar, merece la pena hacer autocrítica: Tenemos más tecnologías que nos hacen estar conectados todo el tiempo con la información. ¿Pero de verdad estamos mejor comunicados? La decisión de entrar en el círculo de la tecnología es personal, es decir, tanto que incluso, todavía existen personas que de una forma consciente prefieren no tener televisión en casa para poder dedicar ese tiempo a otro tipo de actividades y para favorecer el diálogo en la familia.