Se considera fundamentalmente una epilepsia que se produce en el niño entre los 2 y los 6 años de edad. Aunque a veces puede ser más temprano, a edad inferior es complicado delimitar si es Síndrome de Lennox o puede ser la continuación del Síndrome de West.
Habitualmente queda incrustado en el abdomen, aunque se han dado casos en los que se encuentra en el escroto, el hígado o los riñones. En casos extremadamente graves, puede aparecer en el cráneo. Al no prestar atención suficiente, conforme el recién nacido se vaya desarrollando, el huésped lo hará con él, nutriéndose de sus órganos y llegando incluso, en algunos casos, a desarrollarlos él mismo.
"Me juraste fidelidad por cada aliento que dieras mientras estuvieras despierto y acepté tu promesa. Así sea. Mientras te mantengas despierto, podrás respirar, pero si alguna vez llegas a dormirte, ¡Te quedarás sin aliento y morirás!". Con estas palabras, la ninfa Ondina maldijo a su esposo para toda la eternidad. Esta es la conclusión en la mitología germánica sobre la Maldición de Ondina. Pero existe su símil en la vida real a modo de enfermedad que pasamos a explicar a continuación.
Un estudio realizado por el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IBIBELL) en Hospitales de Llobregat, a través del director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer, Manel Esteller, ha concluido que el mapa genético de los seres humanos, o epigenoma, sufre variaciones con el paso de los años.
Investigaciones demuestran que existe un mayor riesgo de desarrollar enfermedades mentales en niños prematuros que en los demás. Trastorno bipolar, depresión o psicosis podrían ser las dolencias más probables.