Vínculo entre el estrés y la ovulación
Diferentes investigación demostraron que el estrés influye de forma directa en las hormonas de la ovulación, además de la edad, que de alguna manera puede dificultar el embarazo.
Diferentes investigación demostraron que el estrés influye de forma directa en las hormonas de la ovulación, además de la edad, que de alguna manera puede dificultar el embarazo.
A lo largo de los nueve meses que dura un embarazo, son muchos los agentes externos que pueden influir en la formación y desarrollo del bebé. Cada día son más los estudios e investigaciones que se centran en este tema, sobre todo para determinar distintos problemas de salud que se presentan en los recién nacidos, sin motivo aparente, y cuyo origen es un misterio.
Sentir picor o comezón en la piel no es una molestia reservada sólo a determinadas circunstancias. Más allá de que suframos algún tipo de picadura o problemas en la epidermis, la necesidad de rascarse es habitual en cualquier momento y edad de nuestra vida. Nuestra piel va cambiando, se expande, se contrae, al mismo tiempo que nuestras hormonas van y vienen haciendo de las suyas durante largos periodos de nuestra existencia.
Tomar ciertos medicamentos durante el embarazo está totalmente contraindicado. Si llevamos una medicación concreta debido a una enfermedad que necesita de fármacos, debemos informar detalladamente a nuestro ginecólogo, con el fin de que la valore y la ajuste a nuestras necesidades y, sobre todo, nuestro nuevo estado. Lo que está desaconsejado totalmente es la automedicación, incluso aunque nos pueda parecer que se trata de fármacos totalmente inocuos.
Se ha relacionado a ciertas hormonas del embarazo con el instinto maternal. Algunas hormonas, como los lactógenos placentarios y la prolactina generan en la mujer algunos cambios en la función mental durante la etapa de gestación, esto provocaría que se incremente el instinto maternal y se aumente la motivación para proteger, alimentar y cuidar a las crías.
El embarazo siempre ha estado ligado a un estado de bienestar y felicidad, a pesar de los cambios físicos o pequeñas molestias que se puedan presentar a lo largo de los nueve meses. Aquellas mujeres que han decidido ser madres y son totalmente conscientes de lo que supone traer un hijo al mundo, viven una época de total plenitud y alegría sabiendo la maravilla que se está "cociendo" en su interior. Las complicaciones vendrán después, sobre todo cuando somos primerizas.
En cuanto el test de embarazo nos ha confirmado que estamos embarazadas, e incluso aún antes, sabemos que nuestro cuerpo va a revolucionarse para acoger a ese nuevo ser que va a ir creciendo en nuestro interior. Una tormenta de de hormonas que van y vienen, suben y bajan, y que hacen que también nuestro ánimo se resienta al mismo ritmo con el que va creciendo nuestra panza. Son hechos totalmente normales y constatados, así que a estas alturas no nos va a extrañar casi nada.
En los últimos tiempos son muchas las parejas que se encuentran con la enorme dificultad de tener descendencia. Algo que produce todo tipo de problemas, sentimientos dolorosos y emociones frustradas que acaban socavando la estabilidad mental y de convivencia en las parejas. Es como si los cimientos se resquebrajaran y sólo necesitasen un soplo de aliento para poder seguir subsistiendo.
Las mamás primerizas se enfrentan a muchas novedades ante la crianza del hijo. Aunque es la propia naturaleza la que nos va proveyendo de cierta sabiduría instintiva, además de los consejos de los médicos, matronas e, incluso, madres, es inevitable que sintamos cierto vértigo ante tal magna responsabilidad. Una de ellas es la de dar de mamar a nuestro hijo.