Cuando un bebé llega a casa, especialmente si somos primerizas, las dudas se nos agolpan una tras otra. Tan bien lo queremos hacer todo que, a menudo, las obsesiones nos atrapan impidiéndonos que vivamos la maternidad, con toda la libertad y alegría que merece. Y una de esas manías insistentes que acaban atenazándonos es la de la higiene. Pero ¿cuál es el límite entre lo necesario y lo obsesivo? no debemos olvidar que nuestros pequeños también necesitan entrar en contacto con los gérmenes, de esta forma se fortalece su sistema inmunológico.
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