Y aquí seguimos insistiendo en la necesidad de incluir, con más asiduidad, el pescado en nuestra dieta y, por supuesto, en la de nuestros niños. A pesar de lo saludable y de las grandes ventajas que aporta a nuestra salud, todavía seguimos siendo una población que no consume suficiente pescado. No en vano, hace unos días hablábamos de la importancia que este nos aporta para nuestra salud ocular, entre otros muchísimos beneficios, especialmente la de los bebés prematuros.
Una de las peores situaciones que podemos vivir cuando nuestros hijos son pequeños es el atragantamiento. Los niños, siempre llevados por su insaciable curiosidad, buscan y encuentran todo tipo de peligros a su alrededor, incluso en el mínimo rincón donde no habíamos reparado nunca puede existir una pequeña pieza, un inaccesible tornillo o un botón caído de su propia ropa que acabe alojado en su garganta provocando unos segundos de verdadera angustia para ambos. Con unos movimientos eficaces podemos liberarle del objeto extraño pero, como siempre, lo mejor es evitar el riesgo siempre que nos sea posible.