Después de leer la noticia relatada por una de mis compañeras no he podido evitar la tentación de opinar sobre el tema. Me refiero a la noticia publicada en periódicos de tirada nacional sobre un bebé de quince meses que ha sido expulsado de su guardería por morder.
Si lleváis a vuestros hijos a un jardín de infancia, guardería o escuela infantil, seguro que llegará el día en que el pequeño llegue con una autorización para ir de excursión. Seguramente la salida no será muy lejos, incluso puede que tan solo vayan a visitar algún teatro de la localidad. Pero también es posible que la excursión incluya viaje en autobús aunque solo sea un trayecto de media hora.
Cuando nos planteamos un lugar donde dejar a nuestro pequeño a temprana edad (sobre todo por motivos de trabajo), siempre lo asociamos a lugares donde ya los preparen de cara al futuro. Donde tengan una docencia desde ya o unos conocimientos de idiomas que serán claves en su futuro. ¿Alguna vez nos preguntamos que es lo realmente adecuado a la edad de dos o tres años? ¿De verás eso es necesario a esa edad? Yo no lo creo.
Hace un par de semanas tuvimos un catarro familiar de los grandes. Primero enfermó la niña, 5 años, después el peque, 18 meses y por último los adultos de casa, con un día de distancia entre cada uno. El origen seguramente fue el cole de la niña. Mientras mi chiquitín y yo nos mimábamos mutuamente y pasábamos los peores días del catarro, pensé que su hermana le estaba dando la inmunidad de la que tanto hablan los defensores de las guarderías.
Hace un par de días vi un documental en televisión sobre obesidad. No recuerdo el canal ni el título, lo siento (tendré que acostumbrarme a ver la tele con lápiz y papel). De todo lo que contaron me llamó especialmente la atención la explicación sobre las células adiposas, las que contienen la grasa, para entendernos. Contaron que nacemos con un número determinado de dichas células. Su misión en la vida es crecer todo lo que puedan.
Antes o después la gran mayoría de padres debemos confiar el cuidado de nuestros hijos a perfectos desconocidos. Una cuidadora en casa, la guardería, el colegio e incluso el monitor del autobús escolar. Confiamos en que son profesionales a los que les preocupan los niños por encima de cualquier otra cosa. En la mayoría de los casos es así, pero no dejan de ser personas, falibles por tanto, con sus propios problemas.