Muchos personajes famosos prestan su nombre e imagen a organizaciones con fines benéficos o solidarios e incluso crean la suyas propias. En unos casos tan sólo se trata de mejorar su propia imagen, en otros es por convicción, sabedores del impacto que tienen en la sociedad, y en algunos la acción surge como consecuencia de una experiencia personal. Es el caso, por ejemplo, de la Fundación Bertín Osborne, creada a raíz del nacimiento de uno de sus hijos, como también lo es la Fundación Isabel Gemio, formada por el mismo motivo. En ambos casos la finalidad es poder colaborar en la investigación sobre determinadas enfermedades y la ayuda a otros pacientes en las mismas circunstancias.
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