El ejercicio intensivo que realizan los pequeños en la escuela ayuda a aumentar la masa ósea y el tamaño del cuerpo, pero no reduce la cantidad de fracturas que los pequeños sufren.
El verano es un momento de diversión en el que tanto adultos como pequeños rompemos con la rutina y con los horarios para descansar y retomar fuerzas de cara a emprender nuevamente con energía el mes de septiembre. Sin embargo, durante el verano también aumenta el número de accidentes infantiles. En veranos anteriores, hemos tenido noticia de incidentes que han protagonizado algunos niños en la piscina. Incidentes que a veces terminaron en tragedia. Sin embargo, no sólo hay que tener prudencia con el agua sino que también existen otros motivos a tener en cuenta. Según publica el periódico Informador, los niños mayores de seis años son propensos a padecer fracturas como consecuencia de un golpe o una caída que puede producirse de forma fortuita o incluso en los mismos juegos.
Es cierto que no podemos controlar todos los peligros que rodean a nuestros niños, pero no por ello dejamos de intentarlo, aunque parece que durante los periodos vacacionales lo hacemos con menos éxito. Así se desprende de un estudio publicado en Pediatrics y realizado por la Universidad de Ohio, Estados Unidos. Tras un seguimiento de las urgencias pediátricas en todo el país entre 1997 y 2006, en vacaciones, encontraron 5.710.999 asistencias en hospitales a menores de 19 años, la mayoría de ellas sin hospitalización y sólo un 0,03 por ciento con resultado de muerte del menor.