Hoy día, con el avance de las nuevas tecnologías cualquier adulto puede acceder como alumno a la realización de un curso a distancia. Este tipo de formación es excelente puesto que permite al alumno realizar el temario a su ritmo en base a su tiempo libre. Sin embargo, la magia de la formación presencial es infinitamente mayor a cualquier edad, especialmente en la infancia. Como implica el propio término, la formación presencial remite a la pertenencia a un proyecto común y a un grupo. Por este motivo, cada alumno en base a su identidad también deja una huella única e irrepetible en los demás puesto que cada alumno tiene algo especial que le define. De hecho, cada niño tiene su propio carácter y el profesor debe de conocer a cada alumno para poder comprender a los niños.
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