Son costantes los estudios que se realizan en embarazadas para averiguar los motivos de posibles problemas futuros en la salud de los bebés. En esta ocasión, una publicación del "British Medical Journal" señala que la presión arterial alta de la madre durante el embarazo aumenta el riesgo de malformaciones en el recién nacido.
Los medicamentos que se pueden comprar sin receta en la farmacia, como los indicados para la fiebre o el catarro, dan a los padres una falsa sensación de seguridad. Al no necesitar indicaciones médicas muchos consideran que no pueden hacer ningún daño y los administran cuando no corresponde o en dosis equivocadas. Las consecuencias del mal uso de los medicamentos puede provocar el ingreso hospitalario del niño.
Las mamás más jóvenes no se acordarán, pero las que tienen más años seguro que se acuerdan del escándalo de la talidomida, un medicamento que se les recetaba a las embarazadas para los vómitos y las nauseas iniciales de los primeros meses. Sin embargo, este fármaco provocó graves defectos genéticos en los fetos relacionados con sus extremidades.
Diariamente mueren en el mundo alrededor de 1.600 niños, menores de cinco años, a causa de la infección por rotavirus; la mayor parte de estos pequeños, son habitantes de los continentes africano y asiático, razón por la cuál los expertos buscaban probar el fármaco “Rotarix”, en un escenario adverso.
Tras participar en el foro de Reproducción Humana celebrado en Copenhague, el doctor Juan Carlos Castillo, del centro de reproducción FIVV solicita que se cambie el medicamento que se receta actualmente a las donantes de óvulos por otro con los mismos resultados y menos efectos secundarios. El medicamento propuesto, el Decapeptyl, es un análogo de la hormona liberadora de gonadotropinas y se utiliza en la estimulación ovárica en un ciclo de fecundación invitro.
El miedo que toda embarazada tiene a la toma de medicamentos durante la gestación, tiene su fundamento en las catastróficas consecuencias que tuvo la Talidomida entre 1957 y 1961. Durante aquellos años, se comercializó como un fármaco inocuo durante el embarzo, que ayudaba a aliviar las naúseas y otras molestias propias de ese estado. En sólo cuatro años,15.000 recién nacidos en todo el mundo sufrieron malformaciones a consecuencia de este medicamento. Las más conocidas era la falta de desarrollo total o parcial de las extremidades, pero también causó ceguera, sordera y malformaciones internas.