Por muy pequeño que sea nuestro niño, su capacidad de percepción ante las situaciones difíciles es innata y, por tanto, necesita de una explicación. Esto sucede en los momentos en los que ocurre una muerte cercana. El niño se preguntará qué está sucediendo a su alrededor y, por qué se le excluye de esos sentimientos que hacen que los adulto se encuentren totalmente tristes.