Salir al campo con los niños es una experiencia maravillosa. El aire puro, la naturaleza en pleno esplendor y la libertad de movimientos, nos permite disfrutar de una jornada en familia llena de ventajas tanto físicas como emocionales. Pero, como todo en la vida, es necesario llevar un especial cuidado, especialmente con los peques que, en su afán de aventura no suelen medir demasiado el peligro.
Hoy tengo la cabeza en otro sitio, estoy haciendo mi vida normal pero me cuesta un poco más de lo habitual concentrarme. No pasa nada malo, solo que mi, ya no tan pequeña, hija está haciendo su primera excursión con el cole en la que dormirá fuera de casa. Son solo 32 horas pero se me está haciendo larguísimo. No estoy preocupada, se donde está y con quien, y confío plenamente, es una sensación extraña, como la del primer día de colegio. Alegría porque es mayor para hacerlo y pena por lo mismo.
Si lleváis a vuestros hijos a un jardín de infancia, guardería o escuela infantil, seguro que llegará el día en que el pequeño llegue con una autorización para ir de excursión. Seguramente la salida no será muy lejos, incluso puede que tan solo vayan a visitar algún teatro de la localidad. Pero también es posible que la excursión incluya viaje en autobús aunque solo sea un trayecto de media hora.
Aunque parece que la meteorología se está resistiendo, el invierno ya empieza a dar sus últimos coletazos y ya nos va apeteciendo salir al aire libre, a disfrutar del paisaje y hacer nuestras excursiones de fin de semana a la naturaleza. Actividad ideal para toda la familia, especialmente para los niños que disfrutan tanto del entorno natural.
Una de las actividades que suelen programarse en las escuelas, a modo de ampliar los conocimientos y la convivencia entre los alumnos y profesores, son las excursiones. Con ellas se trata de romper la rutina del día a día escolar, al mismo tiempo que se amplían conocimientos y se divierten fuera de la, a veces hermética, presencia de mamá y papá.
Una vez empieza la época invernal los padres empezamos a tener un miedo espantoso ante los terribles resfriados de nuestros niños. Así que la mejor solución es, a priori, controlar las salidas al aire libre y, si pudiéramos, erradicarlas completamente hasta que empezaran a surgir los primeros brotes de la primavera.
El Parque Natural del Monasterio de Piedra es un lugar mágico en la provincia de Zaragoza. Una excursión que gusta a niños y adultos por igual y un lugar que hay que visitar. El río Piedra ha modelado en este punto de nuestra geografía un lugar de ensueño, con cascadas, caídas de agua, lagos y grutas, escondidos en un bosque de Ribera con un extraordinario ecosistema.
Son muchos los niños que se ven atrapados por la belleza del cielo, y otros tantos los que desde bien pequeños quieren conocer más de las estrellas, los planetas, el universo… Hoy es una oportunidad excelente para pasar con nuestro hijos nuestro pequeños astrónomos, admirando el cielo. Los expertos prometen bonitos fogonazos en el gran techo.