El fibroma uterino es el tipo de tumor no cancerígeno más común entre las mujeres. Son células musculares y de otros tejidos que crecen en el interior y exterior del útero. Es un motivo de infertilidad femenina, en algunos casos de esterilidad. También puede causar abortos espontáneos y embarazos múltiples. Puede dar síntomas como dolor y reglas muy abundantes entre otros. Se puede tratar con fármacos, para evitar su crecimiento y en algunos casos con cirugía.
En gran parte de los casos de infertilidad masculina, se desconoce el origen. Científicos del Instituto Pasteur de Francia han encontrado una mutación genética que podría explicar muchos de estos casos ya que altera la producción de espermatozoides. Kenneth McElreavey, participante en el estudio declaró que, "Este podría ser el defecto génico más común que se relaciona con la infertilidad masculina conocido hasta la fecha. Cuatro por ciento de los hombres que tienen disfunción espermatogénica grave inexplicable portan esta mutación".
La eyaculación retrógrada afecta aproximadamente a un 1 por ciento de los varones, afectando de forma total o parcial y puede ser motivo de infertilidad masculina. En condiciones normales la válvula entre la vejiga y la uretra se cierra durante la eyaculación, impidiendo la salida de orina, y en caso contrario es la válvula entre los conductos deferentes y la uretra la que se cierra al orinar. Cuando el cuello de la vejiga no cierra correctamente, en la eyaculación el semen vuelve hacía ella en lugar de salir por la uretra y al exterior por el pene. La presencia de semen en la vejiga no causa ningún problema ya que se excreta con la orina.
El cáncer testicular es el más común entre los hombres de 15 a 40 años y también el más curable. Incluso los más agresivos tienen una alta tasa de supervivencia. El tratamiento suele ser cirugía, seguido de radioterapia en algunos casos y casi siempre quimioterapia. Al afectar a hombres en edad reproductiva, uno de los temores de los pacientes es por su fertilidad y muchos optan por congelar esperma antes de someterse al tratamiento. Un estudio reciente confirma que en un alto porcentaje, tras la cirugía y la quimio, se pueden tener hijos.
Son cada vez más los estudios dedicados a las posibles causas de la esterilidad e infertilidad tanto masculina como femenina. Hasta hace unos años se trataba de un tema, casi intocable, del que apenas se tenían noticias y al que siempre se le daban explicaciones poco más que misteriosas, rozando un incomprensible misticismo. Pero ante el alarmante incremento de parejas que les es imposible concebir un hijo por vías naturales, el mundo científico busca los motivos que puedan causar esta dificultad.
Hace 15 años que el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) abrió sus puertas en Castellón siendo una de las primeras clínicas en la comunidad valenciana especializadas en fertilidad. Primero lo hizo en la Avenida Lidón y en 2003 se traslado a la Avenida Capuchinos donde se ubica actualmente. En estos años el número de tratamientos realizados en el centro ha sido de 7.207, entre inseminaciones, fecundaciones invitro y vitrificaciones.
La endometriosis es la formación de tejido del endometrio, fuera del útero. Es un trastorno que puede provocar infertilidad en la mujer, e incluso esterilidad. Además de este problema para lograr el embarazo, la endometriosis puede causar intensos dolores e irregularidades menstruales. Un estudio podría haber encontrado la primera causa controlable de este trastorno, las grasas trans.
Someterse a un tratamiento de fertilidad puede suponer un alto coste psicológico, económico, físico o laboral. Según una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), para el 50 por ciento de las mujeres es un proceso duro y negativo. Una de cada diez consiguió el embarazo gracias a las distintas técnicas de fertilización.
Una de las anomalías congénitas más frecuente es el Síndrome de Klinefelter, también llamado varones XXY. Ocurre en 1 de cada 500 o 1 de cada 1000 nacimientos de varones. Aunque los síntomas ya se conocían, no fue hasta los años 50 cuandose descubrió que hay hombres con un cromosoma X de más, es decir sus cromosomas son XXY en lugar de XY. El síndrome se puede diagnosticar por medio de una amniocentesis o cuando el niño comienza a mostrar algún síntoma.