El cerebro del niño: los enfados
¿Lógico? No. ¿Te suena de algo? Seguramente sí. Todos los padres experimentan momentos en que sus hijos dicen cosas y se quejan en apariencia sin motivo alguno. Un tropiezo así puede ser frustrante, sobre todo cuando creemos que nuestro hijo tiene ya edad suficiente para comportarse de una manera racional y mantener una conversación lógica. Pero, de pronto, se altera por algo absurdo, y parece que por mucho que intentemos hacerlo entrar en razón, no hay nada que hacer.