Desgraciadamente es en los momentos de sufrimiento para la humanidad, cuando los hombres y mujeres que habitamos este planeta, nos ponemos en marcha a fin de acercar nuestros brazos y nuestras posturas en pos de aliviar el sufrimiento de nuestros semejantes. Muchos han sido los pasos que se han dado para ayudar a los damnificados por las inclemencias sísmicas producidas en Haití aunque todavía queda mucho por hacer. Todas las ONG se han movilizado y cualquier ayuda cívica, por pequeña que sea, es recibida con los brazos abiertos.
Es triste que tenga que existir un día específico en el que recordar los derechos de los niños. Es triste porque, día a día y segundo a segundo, nuestros pequeños se merecen ser tratados con amor, con respeto y dignidad, sin que ningún organismo oficial nos recuerde a nosotros, los adultos, cual es nuestra obligación.