Hasta hace poco tiempo existían ciertas patologías o trastornos que sólo eran asociados con el mundo del adulto. La depresión, por ejemplo, era algo inconcebible en un menor, como si ese estado de tristeza permanente sólo fuera posible entenderse en aquellos que han vivido largos años con experiencias dolorosas o traumáticas. También los niños pueden sentirse así, por muy extraño que nos pueda parecer y sin que, en principio, pueda existir una causa determinada.
¿Sabías que las enfermedades del corazón son la primera causa de muerte en nuestro país y que mata al año 65 veces más que los accidentes de tráfico? Los más relevante es que, en la mayoría de los casos, podrían solucionarse con unos hábitos de vida mucho más saludables. Cuidar la alimentación o el ejercicio físico son fundamentales para que nuestro organismo funcione a la perfección y evitemos la oxidación de nuestros órganos. Pero algo que parece tan sencillo, resulta no serlo tanto.
Uno de los grandes problemas con los que nos hemos encontrado en este siglo XXI es el sedentarismo, especialmente en la infancia. Las nuevas tecnologías han ocupado, casi por mayoría absoluta, el espacio de la diversión infantil y, al parecer, ahora ya no es necesario salir a la calle, subirse a los árboles o mancharse de barro para divertirse.
Ahora sí que ha terminado agosto con sus vacaciones, tiempo de ocio y, en la mayoría de los casos, desmadre de horarios, sueño e, incluso, alimentación. Ya quedan sólo unos pocos días para la vuelta al cole, así que tendremos que ir acostumbrándonos, de nuevo, a la rutina.
Desde el 5 hasta el 21 de agosto se celebra la 31 edición de los Juegos Olímpicos. Este año la ciudad elegida para este evento celebrado en todo el mundo, es Río de Janeiro, en Brasil. Sólo algunos afortunados podrán disfrutarlos en vivo y en directo, mientras que el resto tendremos que conformarnos con verlos en televisión.
Los campamentos de verano se han convertido en piezas fundamentales de la vida de los niños una vez se acaba el curso escolar. Además de procurarles horas de diversión y esparcimiento, también les ayudan a mantener una vida social activa, hacer nuevas amistades, compartir experiencias con niños de su edad, mantenerse sanos y, también, aprender y educarse en un entorno mucho más lúdico y amable.
La Academia Americana de Pediatría acaba de hacerse eco de un estudio publicado en Pediatrics, según el cual ‘la tasa de accidentes con resultado de conmoción cerebral en el hockey sobre hielo no es superior a la de otros deportes de contacto’; los datos se refieren en todo momento a población infantil, y responden a una creencia generalizada, según la cual el hockey es un deporte de riesgo.
El próximo sábado, 26 de septiembre, y a partir de las 7 de la tarde, las calles de Toledo se llenarán de corredores en pañales por una buena causa: el cáncer infantil. Una prueba deportiva de lo más singular cuya pretensión es la diversión en familia y despertar conciencias sobre la gravedad de esta terrible enfermedad.