Y seguimos dando un repaso a esas primeras comidas que nuestro niño puede ir degustando una vez vamos introduciéndole el placer por la cuchara. Una de las verduras más versátiles y apetecibles para los pequeños es la calabaza, además tiene la ventaja de poseer un bonito color anaranjado que a los niños les encanta, algo que ocurre, pero de forma contraria, con el resto de vegetales que suelen ser de ese "odioso" color verde.
Las verduras, junto a las frutas, son los primeros alimentos con los que se encuentra nuestro bebé una vez ya empieza a complementar su alimentación. Aunque durante algún tiempo su nutrición ha estado basada en la leche, tanto materna como de biberón, poco a poco va a ir abriendo su paladar a nuevos sabores. Los expertos dicen que estos primeros meses son decisivos para que nuestro niño aprendan a comer de todo y disfruten con esas nuevas variedades que el plato les va a ir ofreciendo.
Las legumbres son muy importantes en la alimentación del ser humano y, en especial, en la del bebé. Debemos ir acostumbrándolo poco a poco, pero sin olvidarnos de ellas al menos dos veces por semana. Generalmente es a partir de los seis o nueves meses cuando ya podemos ir introduciéndolas en su dieta, aunque mucho mejor si lo hacemos sin piel, ya que aporta demasiada fibra para su delicado intestino.
Uno de los grupos de alimentos que no deben faltar en ninguna dieta son las legumbres. Garbanzos, judías o lentejas, entre otros muchos, son vitales y necesarios para llevar una alimentación equilibrada y en la que se encuentren todos los nutrientes. El problema es que, como con las verduras, nos solemos encontrar con bastantes rechazos en la infancia, y no es solo un mito la mala fama que tienen las lentejas.
Las primeras comidas que vamos a introducir en la dieta del bebé son fundamentales. Dependiendo de la forma en la que las hagamos, el cariño que pongamos en ellas y la variedad que le ofrezcamos, así conseguiremos mayor o menor aceptación, base que será fundamental para desarrollar el paladar de nuestro pequeño y, sobre todo, una buena educación gastronómica, llena de variedad donde no se desdeñen los buenos nutrientes.
Ya estamos viendo como hay una gran variedad de recetas sencillas y muy nutritivas que podemos ir ofreciendo a nuestro bebé desde los primeros días. El cambio en su alimentación irá produciéndose de forma escalonada, así que lo mejor es seguir los consejos e indicaciones del pediatra, ya que él sabe perfectamente como ir acostumbrando a nuestro pequeño a este festival de nuevos sabores.
Uno de los alimentos ligados al otoño, aunque afortunadamente algunas variantes las podemos encontrar en cualquier época del año, son las setas. Se trata de un alimento rico en vitaminas y con un alto contenido en fósforo, por lo que resulta ideal para el perfecto desarrollo de los huesos y los dientes. También contiene más proteínas que cualquier verdura normal, al mismo tiempo que su aporte calórico es mínimo. Es decir, todo son ventajas, así que vamos a sacarle el mayor partido.
Preparar una comida rica y nutritiva para nuestro bebé no tiene que significar una importante carga que nos quite tiempo de nuestro ocio y descanso. Cierto es que el mundo de la cocina supone un gran gozo para aquellos que disfrutan entre fogones, pero también están aquellos que la cocina les supone un esfuerzo añadido en su vida diaria.
Nuestro bebé ya ha empezado con la aventura de la cuchara, así que vamos a ir ofreciéndole, siempre la ritmo que nos marque su pediatra, una amplia variedad de alimentos que podemos ir combinando con sus necesarias tomas de leche. Las frutas, las verduras y, más tarde, la carne, el pescado y las legumbres, son alimentos necesarios para que nuestro hijo crezca sano y lleno de vitalidad.
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